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Aceptable presencia, con excepciones, de las primeras corridas de San Isidro

Un paseo por la Venta del Batán

Después de un amago de apertura de la Venta del Batán, aparecieron las primeras corridas de la feria, que tienen una presentación aceptable, con algunas excepciones. Hubo un llenazo. El aficionado madrileño es torista y quizá por ello se veía a muchos, entre absortos y complacidos, pasando las horas muertas en contemplación de las corridas de Murube o de Ramón Sánchez. Al madrileño no aficionado le gusta también este espectáculo de las reses en su ambiente natural (o cuasinatural). Aquélla rumia, ésta sestea, ésa camina, otra alivia la comezón del cuello, rascándose en las protecciones de los arbolillos.

Un muruoe se encara, le brillan los grandes ojos, da la sensación de que se va a arrancar. «Está caliente.» «Oye lo que dice ese señor, que el toro está caliente. Debe ser torero y le habrá tocado. Los toreros son muy valientes; ¡pues no hace falta valor, ni nada, para ponerse delante de esos cuernazos! ¿Tú te pondrías?» «Yo no.» «Está caliente desde ayer; algo le ha debido pasar, pues no para. »La afición torista observa con desdén lo de Pérez Angoso y lo de Sepúlveda. «A aquélla la echan para atrás, te juego lo que quieras, y de ésta, tres toros no me sirven.» «Van unos vinos: -no echan para atrás ni uno.» «Pero bueno, ¿tú estás ciego? ¿Es que no ves esa cara anovillada, esa culata escurrida, lo cortito que es ese toro?» « ¡Toma que si lo veo!, pero también veo el compadreo que se traen los taurinos y al final, ná: todo valdrá. Así que van los vinos.» «¿Delante de éstos te pondrías y de los otros no? Pues no lo entiendo.» «Es que a éstos, chata, los pega pases cualquiera. Lo que decía ese señor: ya ves qué carita, qué culata y todo lo demás.» «Qué corte, pues a mí me parecen enormes, con los mismos cuernazos que los otros.» «Joer, te van a tener que llevar al oculista, tía.»

Un movimiento especial ante la primera corraleta, según se entra, a la izquierda. Toros allí, según para quien los mire. «Estos cuadris no valen un duro. » «¡Venga, nombre! » Mira el cuajo de ése, la cara, las hechuras; pero ¿cómo son los toros en tu pueblo?» «Sí, claro, tú te fijas en uno, pero yo me fijo en otros dos, aquéllos del fondo, que bajan mucho y no deben pasar el reconocimiento veterinario. » « De acuerdo, dispareja viene la corrida; cuatro serios, dos menos serios.» «De cualquier forma, los cuadris están mejor presentados que los angosos y los sepúlvedas.» «Y peor, que los hernandezplá.»

«Son chotos.» «Son toros.» Lo de Hernández Pla, casta Santa Coloma, va a ser la piedra de toque de todo el abono. En conjunto la corrida es desigual en tipos y cabezas. Junto a un cornalón abierto, un brocho exagerado; junto a un buen mozo, largo y hondo, un lucerito recortado. «Pero es un toro.» «Pero es más chico que muchos de cuantos hemos visto hasta ahora.» «Pero tiene trapío.» «Pero trapío es el toro grande.» «No, que trapío es el toro hecho.» «A mí, chato, estos toros grises me gustan más que ninguno, para que veas.» «Se dice cárdenos, y aun dudo que pasen de entrepelaos, maja.» «Qué corte; pero cardenitos o entrepeladitos, me gustan; aquél de los cuernazos vueltos, además, es guapo.»

Toro bien criado, fino, en general poco tripudo -en sus justas carnes-, recortado, el santacoloma de Hernández Pla, dentro de la Aínea de la casa y a salvo, quizá, el brocho, tiene trapío. No importa que otros toros pesen más (como sin duda pesarán). La discusión, la polémica y los problemas de los veterinarios es muy probable que se centren en la presentación de este hierro. No habrá objeciones, en cambio, para los de Ramón Sánchez, de hermosísima lámina, con dos cinqueños según permite apreciar el cuatro marcado en el brazuelo, con el que se identifica su año de nacimiento. «¿Y no crees que están demasiado gordos?» «Al ganadero le ha debido afectar el descalabro del año pasado en San Isidro, cuando le echaron media corrida para atrás, porque no tenía trapío y los ha sobrealimentado.» «Claro, como que lo de Ramón Sánchez no tiene caja, es pequeño y, por tanto, no vale para Madrid.» «¿Oyes, tío, lo que dicen estos señores?» «Sí; calla y escucha, que aquí has venido a aprender.» « Pero no entiendo nada, porque los cardenitos les parecen bien, aunque no abulten, y sin embargo también les pareció bien que rechazaran los toros pequeños del año pasado, aunque -eso han dicho ¿eh?- estaban en la línea de la casa.» «Bueno., es que hay gente para todo.»

«De manera que si no tienen caja los Ramón Sánchez y vienen con estas anchuras, tampoco es eso, y se van a caer.» «Ya me contarás.» ¿Qué hace entonces el ganadero? ¿Qué hacen los veterinarios? ¿A qué carta nos quedamos? El murube, por chato y por grandón, generalmente no tiene problemas y a lo mejor no es más toro que lo de Ramón Sánchez o lo de Hernández Pla. A ver si esta feria sirve, pero lo menos, para que público, aficionados, veterinarios, autoridad y crítica nos pongamos de acuerdo en qué es el trapío y cuál el toro propio para Madrid. En el Batán se repetía esta idea: «No queremos el toro elefantiásico, por las buenas, sino el toro con trapío, de acuerdo con su estructura característica. » Eso. Luego, entre el análisis, la contemplación, la admiración y el desdén por los toros, con un alto para tomar un refresco -los más pudientes- en el carísimo bar de la Venta, venía el juego de las adivinanzas y las rectificaciones. Carteles impresos en mano, los aficionados discutían sobre la autenticidad de los mismos. «Sí, Hernández Pla viene a sustituir, sorprendentemente, la anunciada corrida de Peralta, pero resulta que no tendremos la del marqués de Domecq, sino una de Torrealta, también de un Dornecq, pero que no es lo mismo. Así figura en este cartel impreso.» «Pues el mío también es impreso y figura el marqués.» « ¡Anda, mira aquí! » ¿El día 20 no venían los guardiolas?» «Por supuesto que sí, lo pone mi cartel.» «Pues en el mío -mira, mira- pone La Guadamilla.» «Oiga, empleado: ¿podría decirme cuál de estos dos carteles es el bueno?» « Pues de eso no les puede informar un servidor a los señores, aunque sí les diré que en ambos, por lo que veo, hay unas pequeñas modificaciones de última hora: por ejemplo, el día 17 no va Gabrielito de la Casa, sino Macandro; el 13, no son ocho toros, ni seis, sino siete, pues sale Gabrielito y entra el rejoneador Valdenebro; los toros de Sepúlveda no van ese día, sino el 18, y los del 18 -de Pérez Angoso-, el 13; ¡ah!, aunque ahí no lo diga, el 18 rejoneará Bohórquez; además José Ramón Jiménez y Mario Triana no torean el día 2, como está anunciado, sino el 3, y Luis Reina y Josele no el día 3, sino el 2; por cierto que a este Josele no hay que confundirle con otro Josele que ... » «i Pues por ahí no paso! Vale que Canorea haya contratado a todos los rejoneadores del mundo, excepto a Florencio Arandilla, ya explicará por qué; que cambie toros, que sustituya toreros; que nos endose a la plantilla taurina deAlbacete desde sus lejanas promociones; pero lo que no le consiento es quejuegue con los Joseles. O trae al auténtico o me devuelve el importe del abono; es decir, 53.700 pesetas. Y aprovecho para comprarle a la parienta otro frigorífico.»

Babelia

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