El gran valor de un torero pueblerino

Gallito de Zafra cortó la primera. oreja de la temporada en Las Ventas y dio una gran lección de valor. Se cruzó con el capote ante el quinto novillo, que embestía bronco, las patas por delante, y éste elevó al torero por los aires a una altura inverosímil; el porrazo fue de época. Visiblemente conmocionado por el golpe y los pisotones, en un arranque de rabia y valor, volvió a la cara del novillo, pero se desvaneció. Fue llevado a la enfermería entre la ovación del impresionado público con el rostro cubierto de sangre. El segundo novillo de la tarde fue el del éxito. Gallito lo recibió con unas verónicas valientes en las que ganó terreno hasta rematar en los medios. Un poco menos forzada la figura y más. lentas, las verónicas hubieran sido perfectas. Llevó al «morito» al caballo por chicuelinas corridas y realizó un quite por talaveranas, rematado con una larga. Banderilleó con voluntad y escaso arte, el par de dentro afuera fue el mejor de los que.clavó. Comenzó con la muleta, con dos pases cambiados junto a tablas, para salirse muy bien a los medios con muletazos sobre la derecha. Luego hubo una serie correcta con la diestra, para seguir con otras series vulgares, precipitado. Cuando la labor se le venía abajo, se echó la muleta a la zurda y de ahí surgieron unos naturales que elevaron la faena a su más alta cota.Gallito de Zafra se ha presentado en Las Ventas tras muchos años de lucha; ha matado novillos y hasta toros de gran trapío por todos los pueblos de la geografía taurina; en estos años ha adquirido oficio y también los resabiosy tosquedades del toreo pueblerino. De todas formas, es un torero interesante de gran valor.

Chocolate, también debutante, no dio la talla. Una voltereta al iniciar el muleteo al tercero lo descompuso y perdió los papeles. Se inhibió de la lidia del sexto, un serio sobrero de Lupi. La lidia fue una capea, el novillo correteó por la plaza a su aire y, además, se quedó sin picar. Pero, de repente, cambió, tal vez cansado de tanto trotar, y embistió a la muleta con largura y nobleza. Chocolate no pudo con él, no logró estarse quieto y la tarde se le fue sin pena ni gloria. El veterano Salamanca tuvo una labor incolora, de la que sólo destacó su voluntad. El primero no tenía presencia alguna y el diestro se equivocó al sacarlo a los medios cuando hacía más aire.