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La sucesión de Leónidas Brejnev sigue siendo una incógnita

La primera reunión de la X legislatura del Soviet Supremo de la URSS terminó ayer, después de dos días de deliberaciones forma listas, en el transcurso de las cuales se confirmó a Leónidas Brejnev como presidente del máximo organismo legislativo y de poder y se otorgó la plena confianza al actual presidente del Consejo de Ministros, Alexei Kosiguin, quien ha ratificado en sus cargos a los anteriores ministros.Los más conspicuos kremlinnólogos, que esperaban el anuncio de nuevos nombramientos y sustituciones que permitiera especular con el posible heredero de Brejnev, han quedado defraudados.

Una vez más, se ha puesto de manifiesto que la sovietología es una ciencia política cuya teoría no pueden explicar ni los más expertos y avezados estudiosos del tema. Nadie duda de que el jefe del Estado disfruta de una salud precaria y, por tanto se esperaba la formación del nuevo Soviet Supremo, salido de las pasadas elecciones del 4 de marzo, para conocer cuáles eran las previsiones para el día que inexorablemente, por ley de vida, tenga que hacerse la sustitución. Pero las jornadas políticas, que comenzaron con la reunión del pleno del Comité Central y continuaron en el Kremlin con la reunión de los diputados, han concluido tranquilamente sin ofrecer ningún dato nuevo que permita canalizar el futuro político de la URSS.

En el discurso de clausura de la reunión del Soviet Supremo, el presidente del Consejo de Ministros, Alexei Kosiguin, confirmó la continuidad de la política soviética tanto en el interior como en sus relaciones con los demás países. «Nosotros -dijo- disponemos de. todo lo necesario para asegurar el desarrollo constante de la potencia económica de nuestro país en favor del bienestar del pueblo, sobre la base del desarrollo dinámico y proporcional de la producción.»

Asimismo, indicó que la URSS tomará las medidas necesarias para reforzar las fuerzas armadas y añadió que utilizará también todas las posibilidades para frenar la carrera armamentista.

Kosiguin, que después de ser reelegido ha mantenido intacto su Gabinete, ha ratificado también en su cargo a Roman Rudenko en el puesto de procurador general, con lo que bate el récord de permanencia en un puesto de designación política, para el que fue nombrado hace veintiséis años. Anteriormente fue procurador general de Ucrania, bajo el régimen estalinista, entre los años 1944 y 1953.

Todo, pues, sigue igual. No ha habido ningún cambio. En los últimos días los observadores occidentales habían apuntado la posibilidad de nuevos nombres para reemplazar a quienes, por edad, parecía lógico dejasen los cargos que mantienen desde hace muchos años. Sin embargo, la realidad no ha confirmado las previsiones. La política soviética sigue firme en sus líneas tradicionales. El mismo discurso del jefe del Estado, pronunciado anteayer, marcó la tónica de la intrascendencia que se le han dado a estas reuniones políticas. La brevedad de su mensaje y la ausencia de referencias a temas que parecían próximos a solucionarse, como es la firma del nuevo acuerdo SALT con Estados Unidos, ha causado extrañeza en los medios occidentales, que esperaban algunas medidas previsoras de cara al futuro.

Las reuniones de estos días han sido una demostración más que confirma la estabilidad del ejercicio del poder en la Unión Soviética.

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