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Washington y Moscú resuelven sus diferencias en torno a las SALT II

Los principales problemas que impedían llegar a un acuerdo sobre limitación de armas estratégicas entre Estados Unidos y la Unión Soviética han sido resueltos, y el nuevo tratado podría firmarse el mes próximo, durante una reunión en la cumbre que mantendrían Jimmy Carter y Leónidas Brejnev en alguna ciudad europea.

Las arduas negociaciones SALT II parecen haber llegado a su fin, después de la serie de entrevistas celebradas en Washington entre el secretario de Estado, Cyrus Vance, y el embajador soviético, Anatoli Dobrinin. Fuentes de la Administración Carter declararon ayer al diario The New York Times que sólo faltan pequeños detalles técnicos, que serán resueltos en Ginebra por negociadores de las dos superpotencias.Vance y Dobrinin volvieron a reunirse anoche, pero al parecer discutieron esencialmente la entrevista Carter-Brejnev. Aunque los dos anteriores presidentes norteamericanos realizaron visitas a la URSS que no han sido devueltas por el líder soviético, parece descartado que la firma del nuevo tratado tenga lugar en Washington.

En medios norteamericanos se atribuye a la delicada salud de Brejnev el que la cumbre tenga que celebrarse en territorio neutral, posiblemente en Europa. Las ciudades que se barajan como escenario de la entrevista son Heisinki, Viena y Ginebra, aunque parece que esta última es la que cuenta con mayores posibilidades.

El tratado de limitación de armas estratégicas, que durará hasta 1985, fija un «techo máximo» a cada país de 2.250 vectores nucleares y contiene limitaciones a la modernización de las armas estratégicas actuales. Uno de los últimos detalles resueltos por Vance y Dobrinin consistió en el acuerdo de que las especificaciones de los misiles existentes en cada arsenal no podrán ser modificadas más de un 5 %.

El nuevo acuerdo podría anunciarse la semana próxima, cuando el presidente Carter regrese de sus vacaciones de Pascua. Entonces comenzará el largo camino hacia la ratificación del tratado por el Senado.

De los 67 votos necesarios para ratificar el tratado, el Gobierno Carter cuenta ahora mismo con sólo 45. La reciente controversia sobre la capacidad de Estados Unidos para verificar el cumplimiento del acuerdo por los soviéticos" tras la pérdida de las bases de espionaje electrónico en Irán, amenaza con hacer que los senadores indecisos (más de una treintena) se unan a las filas de los que se oponen al tratado.

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El debate en el Senado será muy largo y no se espera que se llegue a una votación hasta principios del año que viene, cuando comienza de hecho la campana electoral, en las que las SALT II parecen llamadas a jugar un papel muy importante. Si el Senado rechazara el tratado o lo modificara sustancialmente, el presidente Carter sufriría un grave revés político. A nivel popular, las encuestas indican que un 70 % de los norteamericanos apoya la firma del acuerdo.

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