Cuartetos y polifonía
Dentro del Ciclo de Cuarteto de la Unión Europea de Radiodifusión, correspondió a RNE la organización y transmi.sión a ocho países europeos e Israel de un programa a cargo del Cuarteto Dimov, de Bu¡garia. Agrupación formada hace veintidós años por Dimo Dimov, Alexandre Tomov, Dimitri Chilikov, y Dimitri Kozev, ha alcanzado una notoriedad internacional, tanto en actuaciones directas como a través de grabaciones discográficas.El programa obligado (ya que se trata de un ciclo en el que se programan las obras y luego se eligen los intérpretes) era de gran responsabilidad, pues incluía el octavo cuarteto de Schostakovitch, el décimo de Dvorak, el cuarto de Bartok y el decimosexto de Beethoven. En todos ellos, los Dimov demostraron seguridad técnica y perfecto conocimiento de los estilos, alcanzando una cota fuera de serie en el caso de la obra bartokiana. Coherencia, flexibilidad, rigor de pensamiento y gran, comunicatividad distinguieron todas las versiones, seguidas con entusiasmo por un público que casi llenó el Real, cuando otro magnífico concierto de tarde había registrado una mediana entrada. Claro que el del Cuarteto era gratuito, lo que, una vez más, me hace pensar si muchas veces lo que denominamos falta de afición, no será un mero problema económico.
Teatro Real
Cuarteto Dimov. Obras de Schostakovitch, Bartok, Dvoraky Beethoven Iglesia de los Jerónimos. Coro de R TVE. Director: Blancafori. Obras de Victoria, Eslava, Querol, García Abril, Thomasy M. Blancafort. 9 /10 de abri.
También a través de la radio, y desde la iglesia de los Jerónimos, el Coro de RTV, que dirige Alberto Blancafort, ofreció una audición extraordinaria dedicada a la polifonía religiosa española de diversas épocas. Cinco villancicos medievales, la trascendental misa O Magnum Mysterium, de Victoria, tres «motetes eucaristicos» de Esla-va, dos excelentes páginas del gran músico y musicólogo (rara juntura, por desgracia) Miguel Querol, otras tantas plenas de frescura y sencilla expresión espiritual de Antón García Abril, dos «canciones místicas» de Juan María Thomas, el inolvidable músico mallorquín, y el Trípticum sacrum, de Manuel Blancafort, decano -con Mompou- de la música catalana, encontraron en las voces, del coro y el saber de A. Blancafort versiones excelentes, tanto en la actuación de Madrid como en la de Zamora, ofrecida unos días antes.
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