Homenaje de Maruja Mallo a "Revista de Occidente"
Maruja Mallo, su personalidad o su pintura, ocupan a menudo un justísimo lugar en estas páginas. Alguien ha dicho de ella que se trata de nuestra mejor pintora surrealista, pero no vamos a discutir ahora por cuestión tan vana como la jerarquía bástenos con reconocer en ella a lo más vivo, a lo más cercano que hoy nos queda del surrealismo. Maruja Mallo, la «bruja joven», como la bautizara Ramón para la posteridad, ha sabido, como todas las buenas brujas, hacerse a los nuevos tiempos y hoy es ya parte indispensable de nuestro paisaje, la parte mejor conservada de lo que nos imaginamos debió ser el paisaje surrealista. Porque ella no sólo fue y es una gran pintora; fue también la primera sinsombrerista, la primera nudista, una de las primeras aficionadas al jazz; en definitiva, una de las primeras mujeres libres de este país, libre musa también de muchos otros pintores y escritores.Vital, incansable, no es difícil coincidir con ella en los lugares más diversos, escuchar de su boca las más increíbles historias y anécdotas, evocaciones y recuerdos, siempre nuevos, siempre originales, de todas las figuras importantes de su tiempo. Ella es el-verd a d e r o - a r c h i v o - d e l i r a n -te-de-su-época.
Pero una duda siempre nos embarga a quienes la tratamos:
-Maruja, ¿sigues pintando hoy?, ¿estás preparando algo?
-¡Pues claro que sí! ¡Claro que estoy pintado! -me contesta tajante-. Estoy preparando una nueva serie cuadros que titularé Los moradores del vacío...
Y para demostrarme que trabaja me invita no a su estudio, no a su (santasanctórum donde se gesta lo que ella prepara como sorpresa, sino al de José Vázquez Cereijo, su actual editor, en donde ultiman los detalles de una carpeta con seis espléndidas litografías.
Mientras me las enseñan -ya está realizada la tirada y sólo faltan algunos detalles para completar la edición- me van explicando algunos detalles. Se trata de un homenaje a la Revista de Occidente, La Revista, con mayúsculas según Maruja. No hay que olvidar -y ella lo tiene más presente que nadie- que fue Ortega quien nos la descubrió cuando apenas había acabado sus estudios en la Escuela de Bellas Artes. «Al visitar mi casa y conocer mi obra -cuenta Maruja- Ortega me dijo: «La revista nunca realizó una exposición, pero ante este caso precursor la revista dará a conocer esta obra original y polifacética.» Así fue como en 1928 se organizó con gran éxito la primera exposición de Maruja Mallo, inicio de una brillante carrera. Hizo también para la revista tres calendarios que se fueron publicando entre el año 1931 y el 1936. Uno sobre las frutas de cada mes, otro sobre los juegos de los niños en cada estación del año, y el tercero, sobre las labores agrícolas correspondientes a cada una de ellas. Cada mes la revista publicaba una de estas viñetas en la portada. Vázquez Cereijo conservaba alguno de estos números y le propuso a Maruja volver sobre ellos y de ahí ha salido la carpeta actual. Irá prologada con un texto de Soledad Ortega y enriquecida por otra aportación de Maruja: seis semblanzas (Federico, Ramón, Alberto, Palencia, Miguel Hernández y Pablo Neruda) escritas por ella en un estilo má que original y divertido. Seguramente no defraudarán a sus muchos admiradores.
-¿Y los cuadros, Maruja, cuándo vas a enseñar los nuevos cuadros?
-Más adelante..., más adelante, si la mafia santa o la jodida mística no lo impiden.
Así sea.
Babelia
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