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Carlos Bousoño y Manuel Seco, miembros de la Real Academia Española

El poeta y crítico literario Carlos Bousoño y el filólogo Manuel Seco Reymundo fueron elegidos ayer académicos de número de la Real Academia Española de la Lengua, en el transcurso de una doble sesión que duró dos horas 31 media, con asistencia de la mayoría de los académicos. Los académicos electos ocuparán los sillones A y M, vacantes desde la muerte de Salvador de Madariaga y Vicente García de Diego. Otras propuestas para académicos fueron presentadas en favor del dramaturgo José López Rubio, el filólogo Emilio Lorenzo y el ensayista Francisco Yndurain.La candidatura de Carlos Bousoño estaba firmada por los académicos Vicente Aleixandre, Gonzalo Torrente Ballester y Antonio Colino, mientras que la de Manuel Seco fue propuesta por los académicos Rafael Lapesa, Pedro Laín Entralgo y Julián Marías.

En opinión del secretario de la Academia, Alonso Zamora Vicente, en esta ocasión se ha elegido a las personas que necesita la Academia. «Manuel Seco -declaró- es un lingüista y un experto en gramática de primera categoría. Con su colaboración, el diccionario histórico tiene asegurada su continuidad. La elección de Bousoño significa la entrada en la Academia de una nueva generación de lírica extraordinaria. »

Carlos Bousoño, enterado por EL PAIS de su elección, declaró que el resultado es «muy honroso y grato, al venir de unos académicos que en una gran mayoría me son afines y admiro mucho de ellos». Añadió que fundamentalmente es poeta y crítico literario, por lo que pondrá la creación y sus conocimientos del lenguaje al servicio de la Academia en los distintos trabajos que actualmente realiza. En cuanto al posible tema de su discurso de ingreso, señaló que destacaría algún aspecto concreto de la obra de Juan Ramón Jiménez, bien el idealismo esteticista o la poesía pura. Su último libro de crítica literaria, El irracionalismo poético (el símbolo), recibió el año pasado el Premio Nacional de Ensayo.

El filólogo Manuel Seco pertenece desde 1962 al seminario de lexicografía de la Real Academia Espafíola que prepara el diccionario histórico. «La fecha de terminación de este diccionario -declaró a EL PAIS- se ve remota, ya que es una obra inmensa y, sobre todo, existen dificultades económicas. A la Academia se le pide mucho y no se le da nada.»

Las investigaciones del prot-esor Seco resaltan la situación de la lengua viva. «Mi Diccionario de dudas está hecho sobre la observación de lo que se habla y escribe. Sobre la degradación de la lengua se habla desde la época de Nebrija; ocurre que está en evolución ininterrumpida, lo que significa que da señales de vida. La preocupación por el idioma es mínima, el trabajo de los lingüistas no llega a los hablantes. El ideal es que exista una unidad del idioma, como elemento de comunicación, para que nos entendamos todos. »

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