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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

España y las expediciones australes

Muy poco tiempo después del descubrimiento de América comenzaron las tentativas para encontrar un paso por Occidente a las islas Occidentales. Logrado el tránsito en la expedición de Magallanes, comenzada en 1519, los viajes por la zona del estrecho y de la Tierra de Fuego continuarían hasta el siglo dieciocho. Sus motivaciones son diversas y también sus peripecias. Los navegantes tienen ánimos comerciales o colonizadores, corren con la mayor parte de los riesgos de su aventura o actúan en nombre del rey de España; pretenden enriquecerse o llevar a los nuevos territorios la fe católica y, ya en el siglo de la Ilustración, acudirán pertrechados de los últimos instrumentos científicos. También en ellos se albergan representaciones míticas, como la de la gigantesca estatura de los patagones o la legendaria ciudad de los Césares. Y, por supuesto, en sus filas encontramos maleantes, aventureros de más o menos categoría y, también, capitanes de valía extraordinaria.El frío y el viento son los más encarnizados enemigos para cualquier aventura en estos mares. El primero hace muy difícil la vida humana, y el viento, encañonado en los pasos del estrecho, se encarga de poner en grave aprieto a los buques. Tanto es así que incluso hoy día la zona tiene una escasa población y la ruta del estrecho de Magallanes se desaconseja a los pilotos. Hasta llegar a éste convencimiento, tan repetidos han sido los intentos por establecer poblaciones, por penetrar por las bocas del estrecho y sortear sus accidentes, que el relato de todo ello es, en buena parte, una serie ininterrumpida de muertes y desastres. A los ocasionados por los elementos se unen, con cierta lógica conclusiva, los que acarrean los enfrentamientos entre los expedicionarios, sus resentimientos y sus venganzas.

Javier Oyarzun Iraña: Expediciones españolas al estrecho de Magallanes y Tierra de Fuego

Ediciones Cultura Hispánica. Madrid, 1976. 293 páginas.

Sólo en el siglo XVIII las expediciones encontrarán un tono de normalidad, proporcionado por los avances en la ciencia náutica y por la mejor organización de los viajes.

Un relato global

Todo lo anterior pienso que basta para poner de manifiesto que el libro de Javier Oyarzun, no es sólo una obra de historia ni un compendio de viajes y descubrimiento. Más aún, se trata de un relato globalizador en el que al lado de los elementos históricos y de las pormenorizaciones geográficas, se contiene todo un inventario, de gran riqueza, en el que entran a formar parte psicologías, actitudes, mentalidades.... casi siempre puestas al temple de las situaciones límite o de los escenarios y peripecias hasta entonces inéditas. No es difícil sentirse conmovido ante la figura y las hazañas de Sarmiento de Gamboa y las descripciones minuciosas de los diarios de Cosme Damián Churruca, por sólo poner dos ejemplos. Sí uno nos recuerda a Lope de Aguirre, el otro escenifica -con Rousseau al fondo- el encuentro del hombre ilustrado con el estado de naturaleza. Sólo una falsa idea de la universalidad o el vergonzoso rechazo de un patriotismo mal entendido puede hacernos rehuir estas notables experiencias de compatriotas nuestros o de portugueses al servicio de la Corona de España, cuando ocurre que más sabemos de los viajes del capitán Cook, de Humboldt y de Darwin, que de los realizados por españoles, antes o al mismo tiempo que ellos.En este sentido, me parece especialmente útil y positivo el libro de Javier Oyarzun. No hay en él exageración o hagiografía, tan sólo un simple y directo relato tomado de documentos directos o de libros de difícil localización y puesto al día cuando lo requiere la precisión de los hechos. Abarca numerosas expediciones, desde el siglo XVI al XVIII, desde la famosa de Magallanes, concluida por Juan Sebastián Elcano, el primero en dar la vuelta al mundo, hasta la de Alejandro Malaspina. Por lo demás, a través de las distintas expediciones, de sus motivaciones y características materiales, puede seguirse el desarrollo del imperio español y de la política mundial. En un principio, el expedicionario tendrá mucho de aventurero solitario, poco o mal conectado con los designios del rey. Sucesivamente, a partir de la primera mitad del siglo XVI, de modo especial, los viajes tendrán más profundas significaciones, registrarán el enfrentamiento con los buques ingleses y holandeses y constituirán una pieza más en la lucha por la hegemonía y la supremacía naval. Por último, como antes he indicado, las expediciones australes también responderán al espíritu de la ilustración. Cuestiones de actualidad, como la del canal de Beagle o la de las islas Malvinas, se entienden mejor siguiendo las explicaciones históricas de Javier Oyarzun.

En definitiva, las Expediciones españolas al estrecho de Magallanes y Tierra de Fuego, constituiría una aproximación a la historia total en la que una serie de hechos o de localizaciones geográficas, servirían para proporcionar explicaciones globalizadas en el marco de una política mundial que progresivamente se amplia y diversifica. Explicaciones que nos enriquecen y sorprenden porque en ellas el conocimiento nos viene dado no por lo que sucedió en los campos de batalla europeos, algo, por lo demás, suficientemente sabido, sino por hechos oscuros y poco conocidos ocurridos en la soledad, en el frío y el viento de los parajes en torno al estrecho de Magallanes.

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