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Más de doscientos muertos en enfrentamientos entre kurdos y el ejército iraní

Por segundo día consecutivo, fuerzas guerrilleras kurdas hicieron frente ayer en la ciudad nororiental de Sanandaj a tropas del Ejército iraní, que el lunes quedó encerrado en el cuartel general de la 28 división, tras sufrir un gran número de bajas. Se calcula que más de doscientas personas han podido resultar muertas en los combates registrados entre ayer y anteayer. Mientras tanto, el Gobierno de Teherán trata de buscar una solución a la nueva crisis kurda.Según las últimas informaciones llegadas de Sanandaj, ayer se volvieron a registrar gran número de bajas, puesto que la ciudad se encuentra prácticamente sitiada.

Una delegación kurda llegó a Teherán para exponer al Gobierno central su versión de los acontecimientos. Precisó que, en los combates del lunes en Sanandai, resultaron muertas 86 personas y otras veinte heridas.

Los kurdos señalaron que los combates fueron muy duros y que los helicópteros militares, enviados urgentemente desde Teherán, dispararon contra la población.

El viceprimer ministro, Abbas Amir Entezam, justificó la actuación del Ejército alegando que no tuvo otra opción que disparar, a raíz de que los kurdos rodearan y luego ocuparan el cuartel general de la 28 división y de la policía local, la estación de radiotelevisión e iniciaran sus ataques armados contra los militares.

Según informaciones sin confirmar, los incidentes se iniciaron cuando los kurdos abrieron fuego contra cuatro helicópteros que arrojaban víveres a la tropa de los cuarteles.

El Gobierno, preocupado por la posibilidad de que los incidentes de Sanandaj degeneren en una rebelión kurda generalizada, decidió enviar un representante en misión investigadora.

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El ayatollah Jomeini envió desde Qom otra delegación en un intento de apaciguar los ánimos. También fueron enviados refuerzos militares a la localidad para ayudar a la guarnición local a recuperar el control de la situación.

La delegación kurda explicó, por su parte, que la rebelión había sido provocada por el rechazo de las autoridades de la ciudad, incluido el comité Jomeini, a suministrar municiones a los comités kurdos locales. Estos, que son apoyados por una parte de la población, decidieron entonces tomar el cuartel de la ciudad. Ocuparon también el de la gendarmería, donde consiguieron armas y municiones. La negativa del cuartel a rendirse motivó la batalla.

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