Una persona de cada diez está expuesta a enfermedades mentales
Siguen siendo humanos es el título de un artículo que aparecerá próximamente. en una de las publicaciones de la Organización Internacional del Trabajo, Information OIT, en donde, en términos rigurosos, se afirma que «una persona de cada diez está expuesta a las enfermedades mentales». Ningún país escapa a esa ley, pero «en nuestra actitud frente a las personas mentalmente disminuidas todavía subsiste una antigua carga de ignorancia y prejuicios negándoles con frecuencia la calidad de seres humanos, en vez de ayudarles a convertirse en miembros útiles de la sociedad».
Norman Cooper, a cargo de la sección de readaptación profesional de la OIT, sostiene que «la experiencia nos ha mostrado que los enfermos mentales pueden encontrar una nueva meta en la vida y adquirir confianza en sus posibilidades gracias al trabajo». «Su aptitud latente para trabajar -añade Cooper- es mayor de lo que se supone generalmente, y con paciencia y tino estas capacidades pueden sacarse a la luz. »Las afirmaciones del experto de la OIT son las mismas que contiene la recomendación número 99 de la Organización Internacional del Trabajo, que establece el derecho de los inválidos, inclusive de las personas mentalmente disminuidas, a recibir una readaptación profesional y oportunidades equitativas de empleo.
La OIT, en su informe, entrega algunos ejemplos puestos en práctica en algunos países en forma de programas pilotos: en Canadá se les enseña a recuperar cartón y vidrio: En los países es,candinavos aprenden a plantar almácigos en los bosques. En Estados Unidos y Gran Bretaña se les forma como guardianes de parques y jardines; en Suiza, piara empaquetar productos médicos, y en Polonia, como obreros de la industria motriz.
El informe destaca el hecho de que «el camino del regreso es largo», es decir, la readaptación del enfermo, y se habla de la inmersión brutal en el mundo exterior luego de haber pasado largo tiempo bajo el techo de una clínica, lo que constituye una experiencia angustiosa. Son traumáticas, incluso, se afirma, actividades aparentemente tan inofensivas como tomar un medio de transporte, cumplir un horario de trabajo o mantener contactos sociales diarios.
Los expertos de la OIT advierten contra el peligro de acelerar demasiado el proceso de integración y destacan la necesidad de «estaciones a medio camino», que permitan superar el abismo existente entre las paredes de la clínica y el mundo del trabajo.
Se ha constatado al respecto que en Europa y Estados Unidos se han creado ínstitucIones con buen resultado. En ellas, informa la OIT, se imparten cursos de formación profesional bajo condiciones simuladas de empleo, y también se ayuda al inválido a encontrar trabajo con los salarios y horarios corrientes o con dedícación parcial.
El estudio señala con claridad que «las enfermedades mentales están aumentando en forma dramática y amenazan con convertirse en uno de los problemas sociales y sanitarios más serios de la actualidad». Afecta más vidas humanas y causa un desperdicio mayor de recursos humanos,que cualquier otra invalidez.
Los expertos de la OIT insisten: «Estas víctimas, muchas veces, son tratadas con un criterio anticuado y basada en una falta tolal de comprensión. En otras épocas, los enfermos y minusválidos mentales eran objeto de burlas y hasta de apedreos. Incluso hoy, en ciertos países, se les somete a ostracismo. Se les encierra en ghettos institucionales donde están privados de un contacto humano normal, o se los abandona a la caridad pública y a sus propias posibilidades. »
En su informe, la OIT entrega estadísticas demostrativas como las siguientes: en cualquier momento hay 800.000 estadounidenses bajo atención psiquiátrica en los hospitales o clínicas del Estado, federales o privad.as. En Gran Bretaña, cada año, casi cinco millones de personas consultan a su médico de familia sobre problemas psiquiátricos. Seiscientas mil son eríviadas a. especialistas y unas 250.000 son internadas.
Según la misma fuente, a nivel mundial, hay unos 120 millones de personas con serias perturbaciones mentales, afirmándose que esta cifra aumentará seguramente a una tasa del 30%, y llegará al total de unos doscientos millones a fines del siglo.
Los especialistas de la OIT calculan que, del número actual de enfermos y minusválidos mentales, unos veinte millones tendrán que internarse, pero una gran mayoría de los cien millones restantes, con ayuda, podría reintegrarse con éxito a la sociedad. Para ello necesitan poder capacitarse para un trabajo útil y recibir, además, cierta preparación profesional.
Esto exigiría, señala la OIT, un cambio radical en las políticas nacionales de salud mental, lo que significaría, en vez del internamiento en clínicas, la creación de pequeños núcleos residenciales externos y centros que estén «a medio camino» entre la clínica y la vida normal, para un número limitado de pacientes.
Entre las muchas necesidades de los ininusválidos mentales, un seminario recientemente realizado en el marco de la OIT destaca tres de ellas que exigen atención inmediata:
a) Debe crearse conciencia pública de los problemas del enfermo mental y de su necesidad de recuperarse, a través de metodos modernos de tratamiento y rehabilitación.
b) Deberían abandonarse, en favor de un enfoque orientado hacia el trabajo, las políticas, de salud mental basadas exclusivamente en el internamiento de los pacientes en clínicas.
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