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Hassan II convoca una reunión extraordinaria del Parlamento

El Parlamento marroquí fue convocado para esta tarde con carácter extraordinario en virtud de un decreto real según decisión tomada en el Consejo de Ministros del lunes pasado, presidido por el rey Hassan II. La grave situación económica del país y el conflicto del Sahara parecen estar detrás de la decisión del monarca.

Esta convocatoria, hecha en virtud del artículo 39 de la Constitución marroquí, que dispone que el Parlamento sólo puede convocarse por decreto o por mayoría absoluta, estipula asimismo que el mensaje o mensajes que dirija el rey a esa sesión extraordinaria no pueden ser objeto de debate alguno.El rey, en efecto, tiene previsto al término de la citada sesión dirigirse a los diputados.

Los numerosos comentarios que ha suscitado el empleo por, Hassan II de este recurso se refieren sobre todo a la situación interna del país, en particular la grave crisis económica y el auge, hasta hace unos meses insospechado, del actual movimiento huelguístico, junto con la situación externa, sobre todo en lo que concierne a la evolución internacional del conflicto del Sahara, que ha colocado a la monarquía marroquí en una situación difícil.

Esta convocatoria ha estado precedida por dos reuniones del Gobierno con los dirigentes sindicales del país, a los cuales y como hecho sin precedentes hasta ahora el Gobierno ha expuesto las graves dificultades económicas y financieras por las que atraviesa el Estado. Bien es verdad que a cambio a los líderes sindicales se les pide la conformidad a una especie de pacto social en aras de las dificultades exteriores del reino.

En posición de fuerza, como parecen creerse encontrar los sindicatos, con la excepción del oficialista Unión Marroquí de Trabajadores (UMT), no parecen muy dispuestos a acceder sin contrapartidas realmente serias a las exigencias del Gobierno.

Incluso la Unión General de Trabajadores Marroquíes (UGTM), órgano sindical del partido Istiqlal, conservador, que participa de este Gobierno, ha hecho saber su negativa a aceptar que sean de nuevo los trabajadores los que soporten el peso fundamental del esfuerzo económico y financiero que exige la situación presente «frente a las amenazas exteriores», como se dice en uno de sus comunicados de estos días.

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Desbordamiento de las bases sindicales

En algunos medios oficiales se ha querido ver en esta actitud fuerte de las centrales sindicales una especie de «desbordamiento de la dirigencia por las bases», pero lo cierto es que todas las centrales creen que ha llegado el momento de que en Marruecos la democracia adquiera un contenido real en el terreno económico y se adopten medidas radícales en lugar de paliativos.Esta situación comporta un dilema para la monarquía, que se verá obligada a golpear de nuevo a los grandes beneficiarios del sistema. En cualquier caso, los sindicatos, todos partidistas y deseosos de sumarse a lo que aparentemente será una nueva gran movilización general del país, a causa de la situación exterior, han expuesto con toda claridad al Gobierno sus condiciones, que se resumen en un freno al alza del coste de la vida, mejoras salariales, eliminación definitiva de la corrupción administrativa y, evidentemente, la imposición de cargas fiscales a todos los sectores de la población, proporcionales a las riquezas de cada, sector o individuo.

Ahmed Alaui, editorialista del periódico Le Matin de Sahara, quien suele exponer los puntos de vista del rey Hassan II, indicó ayer en un artículo que «las reivindicaciones, el malestar existente, la agitación, la intoxicación, sólo pueden llevar a una consecuencia lógica: la subversión». El mismo comentarista expresó también que «las directrices dadas por el rey al Gobierno, de entablar diálogo con los sindicatos, tienen un claro objetivo; hay que evitar -dice- que la situación se pudra, y dialogar para evitar que el debate se convierta en combate».

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