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China se retira de Vietnam

Presiones de la izquierda laborista para evitar la venta de aviones Harrier a China

Un poderoso sector de la izquierda del partido gobernante británico ha renovado su presión sobre el primer ministro para bloquear la proyectada venta a Pekín de aviones de combate Harrier, de despegue vertical. A la luz de la invasión china de Vietnam, el suministro de los cazabombarderos sería «indefendible y peligroso», según el presidente del laborismo, Cank Allaun.Aunque por el momento no hay ningún cambio en la postura oficial británica -el primer ministro, James Callaghan habló ayer con el presidente norteamericano, Jimmy Carter-, en círculos próximos al Ministerio de Defensa se considera que el conflicto entre Pekín y Hanoi pone una interrogación en la inminente visita a China del ministro de Industria. Una de las misiones fundamentales del señor Eric Varley, que llega esta misrna semana a Pekín, es concretar la tan diferida venta de los Harrier.

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El señor Varley lleva en su cartera tina propuesta de venta de entre setenta y cien aviones, por un valor de entre 35.000 y 50.000 millones de pesetas, siempre y cuando la operación forme parte de un más amplio acuerdo de cooperación técnica y comercial que supondría a Gran Bretaña varios miles de millones de libras en exportaciones y abarcaría sectores como el carbón, el acero, los ferrocarriles y las industrias química y petrolífera. En noviembre pasado, una delegación china, dirigida por el vicepresidente Wang Chen, abandonó Gran Bretaña visiblemente decepcionada, después de que el primer ministro Callaghan «congelara» la venta de los aviones alegando la necesidad de nuevas consultas con sus aliados.

El Gabinete, dividido

El Gabinete británico se ha rnostrado hasta ahora ideológicarnente dividido sobre el tema. Una reducida ala izquierdista, agrupada en tomo al ministro de Energía, Anthony Benn, considera el acuerdo negativo en términos geopolíticos. Los ministros más técnicos otean nuevos puestos de trabajo y arandes ingresos por exportación. El propio primer ministro, que hasta la reciente cumbre de Guadalupe no recibió «luz verde» del presidente Carter para autorizar la venta, ha sido solemnemente advertido en dos ocasiones por la Unión Soviética. El suministro de Harrier a China, según el señor Brejnev, podría tener «serias consecuencias» en las relaciones entre Moscú y Londres.

Antes de abandonar el aeropuerto de Heathrow, rumbo a Hong-Kong, el ministro británico de Industria ha dicho que su visita a la República Popular China no se vera afectada por la guerra, «ya que se trata de una misión con fines exclusivamente comerciales», pero medios periodísticos bien informados consideran más que probable la discusión de ventas menos «comerciales», como carros de combate, o navíos de guerra, aunque el objetivo fundamental en el terreno militar sean los Hawker Harrier.

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