"Nos hicieron firmar que faenábamos dentro de las doce millas, y no es cierto"
Ayer, lunes, los barcos de la región suratlántica reanudaron sus actividades y se hicieron a la mar, tras las garantías ofrecidas por el ministro de Transportes y Comunicaciones de España a una representación de armadores y centrales sindicales. El titular de dicho departamento les ha comunicado que los barcos de los caladeros de Marruecos podrán faenar de un modo provisional en las mismas condiciones en que venían trabajando actualmente, hasta tanto no sea ratificado el acuerdo de pesca por el reino de Marruecos.
Entre las nueve y diez horas de la mañana del pasado domingo arribaron a puerto tres de los pesqueros onubenses apresados por Marruecos. A la base de Huelva, capital, regresaron el Aguilica y el Lasalle, ambos con trece tripulantes a bordo. Al puerto de Punta Umbría arribó el Villa Benisa con nueve hombres. Las tres embarcaciones procedían de Safi, localida d marroquí en la que han permanecido detenidos, junto con un barco portugués. En la noche del domingo llegó al puerto onubense el Íñigo de Loyola, otro de los pesqueros apresados por las autoridades marroquíes.En Punta Umbría fuimos testigos de la llegada del Villa Benisa. Tras los abrazos de los familiares a los tripulantes liberados, uno de ellos, Antonio Texeira, nos manifestó que al ser detenidos por miembros de la patrullera marroquí les dijeron que se trataba de una simple inspección de rutina y que, una vez cumplimentados algunos trámites, serían puestos en libertad. También nos contó que los de la lancha patrullera estaban muy interesados en ver si el barco transportaba armas.
Varios centenares de personas se congregaron en la tarde de ayer lunes, en el puerto de Huelva, para recibir a los tripulantes de siete pesqueros liberados procedentes de Agadir. Se exteriorizaron las lógicas muestras de alegría y se produjeron escenas cargadas de emoción. Las centrales sindicales exhibían diversas pancartas de bienvenida a los marineros. Unos niños portaban carteles en los que podía leerse: No más apresamientos, exigimos seguridad. En alguna pancarta se señalaba también: Pesca sí, seguridad también.
El primer barco que arribó al puerto de Huelva fue el Saturrarán, cuyo patrón ha sido el único que se negó a firmar un documento exigido por las autorida des marroquíes en el que se reconocía que estaban faenando dentro de las doce millas de las aguas jurisdiccionales marroquíes. «Y no lo hice -ha afirmado- porque estaba a catorce millas de la costa.» Detrás del Saturrarán entraron en puerto seis pesqueros más: Oquendo, Mazagón, Punta del Sebo, Virgen de las Aguas Vivas, Nuestra Virgen del Mar y Cruz de Almena.
Otro de los tripulantes del Punta del Sebo, Antonio Vélez, nos ha dicho: «Nos hicieron firmar, con amenazas, que estábamos faenando dentro de las doce millas, lo que no era cierto. Los miembros de la patrullera, armados con metralletas, nos solicitaron algunos papeles y nos dijeron que los trámites se resolverían en pocas horas. Pero han sido muchos días.»
Los pescadores piden seguridad
Todos los tripulantes entrevistados afirman que las autoridades marroquíes les han requisado la pesca y las artes, pero que el trato recibido durante la estancia en los puertos citados ha sido correcta.La Asociacion de Armadores y centrales sindicales, en comunicado hecho público, ponen de manifiesto que los barcos recientemente apresados estaban faenando en su gran mayoría de acuerdo con las normas que venían rigiendo en la zona de los caladeros de Marruecos durante la época de provisiona1idad. mientras este país hacía los trámites para ratificar el acuerdo de pesca firmado entre los Gobiernos de aquella nación y de España y ratificado ya por el Parlamento español.
Por otra parte, señalan que, de cara al futuro y de un modo definitivo, se deben garantizar las siguientes cuestiones: 1. El normal desarrollo de las industrias pesqueras que tienen sus barcos en los caladeros de Marruecos, de tal modo que las empresas no se vean amenazadas por apresamientos que puedan suponer la ruina para muchas de ellas. 2. La defensa de los puestos de trabajo. Están en juego no sólo los 11.000 puestos de trabajo que suponen los ochocientos pesqueros que faenan en aguas de Marruecos, sino también los casi 60.000 puestos de trabajo que en tierra generan estos barcos. 3. La seguridad y tranquilidad de los tripulantes y sus familias.
Por último, subrayan que la Administración central española debe hacer las gestiones oportunas ante el Gobierno y reino de Marruecos para la normalización definitiva de la pesca en sus caladeros y para terminar con la actual situación de confusión.
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