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Gobierno y sindicatos se comprometen a controlar la inflación en Gran Bretaña

, Gobierno y sindicatos británicos sellaron ayer su esperado acuerdo sobre relaciones laborales y objetivos económicos a medio plazo. Entre el escepticismo de parte de los diputados laboristas y las críticas conservadoras, el primer ministro, James Callaghan, anunció en el Parlamento los detalles de un compromiso negociado durante tres semanas y encaminado a corto plazo a reconciliar los dos sectores del movimiento laborista en este año electoral.El pacto es fundamentalmente un código de conducta sindical y una declaración conjunta de buenas intenciones para llegar a contener la inflación por debajo del 5 % en los próximos tres años, con un crecimiento económico del 3%. El largo documento, aprobado por la mañana en una reunión de tres horas en Downing Street entre las planas mayores del Gobierno y los sindicatos, pone el énfasis en la utilización de la huelga como último resorte negociador, en el mantenimiento de los servicios esenciales durante ella y en una mayor disciplina en el comportamiento de los piquetes.

El «concordato» recomienda también la celebración de votaciones secretas antes de decidirse por el paro y una suavización de las rígidas y a veces compulsivas normas de afiliación sindical vigente. Se trata, en suma, de una mayor responsabilización sindical por sus propias acciones.

El Gobierno laborista se compromete, a cambio, a tener en cuenta el punto de vista de los trabajadores en una revisión anual de la coyuntura económica, que se efectuará en primavera y en la que intervendrán, además del propio Gobierno, los empresarios y los sindicatos. En el documento tampoco se menciona la imposición de topes salariales a la negociación colectiva. El Gabinete se compromete también a estudiar y solucionar con urgencia la situación de los trabajadores peor pagados que dependen de la Administración pública.

El primer ministro dijo anoche en una rueda de prensa que confiaba en que el acuerdo repercutiría inmediata y favorablemente en el agitado clima laboral del Reino Unido. La jefa de la oposición había declarado poco antes en los Comunes que el nuevo pacto no es más que un edificio desprovisto de cimientos, toda vez que sus diferentes puntos van a ser objeto de legislación y su cumplimiento se deja a la voluntad de las partes signatarias. Obviamente, la señora Thatcher no confía en absoluto en que los sindicatos vayan a respetar el compromiso. Para la líder tory son necesarias reformas legislativas profundas que corten las alas a las TUC y, llegado el caso, la energía política suficiente para ir a una confrontación directa.

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