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IX FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE BELGRADO

Saura, Berlanga y Feliú en un "festival de festivales"

, Noventa películas de 35 países se presentan en la novena edición del Festival Internacional de Cine de Belgrado (Yugoslavia), un certamen no competitivo que se diferencia por su marcado acento cultural dirigido casi con exclusividad a la población y a los cineastas que durante ocho días tienen la posibilidad de conocer una selección de las películas que dominan las pantallas en todo el mundo. El cine español está representado por Los ojos vendados, de Carlos Saura; La escopeta nacional de Luis García Berlanga, y Alicia en la España de las maravillas, de Jord i Felíu.

El festival tiene como divisa y reclamo las mejores películas del mundo, un eslogan que recuerda la superpotencia cinematográfica y las selecciones teóricas e infantiles de los años cincuenta al estilo de las diez mejores películas de la historia del cine.En lugar de convertir la ciudad en un mercado cinematográfico, los organizadores ofrecen a los ciudadanos de Belgrado un lote escogido de películas que han concursado en festivales internacionales durante el año 1978. De ello se encargan dieciséis miembros del comité de selección, que en su recorrido por diez festivales llegan a visionar hasta quinientas películas.

Este sistema, inédito en otro tipo de festivales e insólito para la industria del cine, tiene un carácter casi festivo para la ciudad de Belgrado, con extensión a otras ciudades de la República Socialista Federal de Yugoslavia, que agota las localidades por todas las sesiones en las amplias salas de cuatro locales. Se calcula que en una semana unas 250.000 personas se pondrán al día en cine. En este ambiente de festival lo único importante es el hecho cinematográfico cultural, con una selección de películas donde predominan la exposición de problemas sociales y un resumen de inquietudes artísticas al final de la década de los setenta.

La programación, dividida en tres apartados, incluye Las mejores películas, la más amplia y con un cierto perfume de multinacionales, donde figuran los nombres de Spielberg, Brooks, Guillermin, Bergman, Ferreri, Losey, Mazursky, Oshima, Scorsese, Olmi, Wilder, Schrader y otros que componen una cartelera ideal con las películas que circulan en la actualidad y tienen ya la publicidad y el rodaje de los festivales internacionales.

En una denominada programación popular, incluyen películas de China, Grecia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Holanda y la Unión Soviética, que se distinguen por su temática social. En el forum de la juventud hay vocación tercermundista y apertura a los problemas de la juventud en países como Senegal, Argentina, Rumania, República Democrática Alemana, Egipto, .Bulgaria, Túnez y Portugal. Además de este programa general se celebran unas sesiones especiales para dar a conocer a los participantes extranjeros el nuevo cine yugoslavo.

En esta edición se ofrece una selección de veintidós películas, realizadas en los dos últimos años en los distintos centros de producción de Belgrado, Ljubljana, Sarajevo y Zagreb. En Yugoslavia hay una producción cinematográfica de unas veintidós películas al año. Los temas recorren historias rurales, episodios de la segunda guerra mundial, aspectos de la juventud actual o de la emigración a países «occidentales».

Ya se ha dado a conocer la participación de la película Ocupación en veintiséis escenas, de Lordan Zafranovic, en el programa oficial del próximo Festival de Cannes. La película narra las distintas incidencias y evolución de la personalidad de tres amigos durante la ocupación alemana en la segunda guerra mundial.

El festival se inauguró en el Sava Centar, arquitectónico de la ciudad, enorme complejo cultural destinado a encuentros internacionales, con la proyección de la película polaca Hombre de mármol, de Andrzey Walda, premiada por la crítica de Cannes en el último festival.

La intención de los organizadores del festival no olvidan la política de neutralidad y no alineación que practica Yugoslavia desde que Tito y Nasser convocaron la conferencia de Belgrado en 1961, revocada en la reciente conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa y recordada ahora con el actual viaje del presidente Tito por Oriente Próximo.

Las manifestaciones artísticas de ámbito Internacional llevan esta finalidad que está «en el espíritu de nuestro socialismo y la política no alineada», como declaró VIadimir Babsek, presidente de la conferencia de la Unión Socialista de Trabajadores de Belgrado, que define el festival como «la expresión artística que sucede en el mundo, en el tiempo y en la vida del hombre».

De las películas españolas ya se han proyectado Los ojos vendados, de Saura, acogida sin entusiasmo, y Alicia en la España de las maravillas, presentada por su director Jordi Felíu, que situó con sus palabras el traslado de la simbología de Lewis Carroll al franquismo.

La copia se presentó sin subtítulos en servocroata, con traducción simultánea en la sala, y fue aceptada con curiosidad. El próximo jueves se pasará la película de Berlanga La escopeta nacional, otro test para que los yugoslavos conozcan el aspecto más visual del régimen anterior. Dentro de las escasas muestras artísticas españolas en Yugoslavia, con excepción del festival de teatro de Belgrado, donde suele participar alguna compañía, como la de Nuria Espert.

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