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La oposición religiosa amenaza al Gobierno Bajtiar con la lucha armada

Parece haberse comenzado a cumplir la promesa del primer ministro, Shapur Bajtiar, de que «aplicaría la ley marcial con todo el rigor posible». Entre anteayer y ayer, más de un centenar de personas han sido detenidas. Ningún líder de izquierdas se encuentra en casa. Los que han huido de la quema duermen fuera para evitar ser arrestados.

Según fuentes de la oposición, «vivimos tiempos de paranoia solamente comparables a los de la mejor época de la Savak (policía política)». Los periódicos han vuelto nuevamente a la huelga para protestar contra el arresto de ocho periodistas. Igualmente, las detenciones han afectado a sacerdotes, intelectuales, profesores, estudiantes y obreros.Ayer, nuevamente, era día festivo en Irán: se conmemoraba el aniversario del nacimiento de Mahoma. Sólo a primeras horas se escucharon disparos en barrios del este de la capital. Durante todo el día, helicópteros militares sobrevolaban Teherán. Por la mañana, más de un millón de manifestantes recorría las avenidas del centro en las que se produjeron los mortales sucesos del viernes. La manifestación, que se desarrolló sin incidentes importantes, finalizó en silencio a las puertas de la Universidad.

Antes se escucharon algunos eslóganes nuevos que hacen temer una radicalización en el proceso revolucionario iraní. «Si Jomeini no viene, estamos dispuestos a matar a Bajtiar», «Soldados, que Dios os ayude, el día que tengamos armas, tomaremos la revancha», gritaban algunos grupos de manifestantes. Según fuentes oficiosas partidarias de Jomeini, existen ya grupos armados. Al menos cuatrocientas personas habrían recibido armas para encargarse de la seguridad de su líder.

Si en los próximos días se confirman estas noticias, tendríamos que concluir que la actual etapa de resistencia pasiva puede finalizar para dar paso, o funcionar en paralelo, a la lucha armada.

No se conoce aún con exactitud el número de muertos en las manifestaciones del viernes en Teherán. Ayer al mediodía se calculaba que podría ascender a cien. Según otras fuentes, habrían fallecido ya unas 150 personas. A tenor de estas cifras, se deduce que Teherán vivió anteayer uno de los días más sangrientos de su reciente pasado.

Nuevos testigos presenciales confirman que fueron soldados de la guardia imperial (grupos de choque incondicional al sha) quienes, desde la azotea de un cine en ruinas, comenzaron a hacer fuego sobre los manifestantes. Si esta versión es cierta, habría que pensar que, en su acción, la guardia imperial trataba de provocar una reacción violenta de los partidarios de Jomeini.

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Ayer tarde, veinticuatro horas después de la matanza, el centro de Teherán volvía a la calma. En medio de la calzada quedaban los rescoldos de las hogueras que se habían encendido en honor a los muertos. A las puertas de la Universidad, cientos de personas seguían discutiendo, como todos los días, rodeados de carteles con la efigie de Jomeini.

Esta mañana, a las siete (4.30 hora de España) una nueva manifestación marchará al aeropuerto a la espera, nuevamente, de la llegada de Jomeini, a pesar de que éste ha anunciado ya que no vendrá. Se espera que sean varios millones los que vayan en la marcha. Sin embargo, nadie en Teherán acaba de estar seguro de que el aeropuerto sea abierto hoy una vez cumplidos los tres días de clausura que dictó la autoridad militar. En la duda, la mayoría de las compañías occidentales han suspendido sus vuelos.

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