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El Comité de Desarme de la ONU inicia sus trabajos en Ginebra

El Comité de Desarme de las Naciones Unidas (nueva fórmula), que a partir de hoy reemplaza operativamente a la tristemente recordada Conferencia del Comité de Desarme (CCD), que en agosto último celebró su última sesión, la número 864, después de dieciséis años de existencia, afrontaba ayer los primeros problemas de procedimiento durante los trabajos preparatorios.

China, que por acuerdo de la Asamblea General extraordinaria de la ONU sobre desarme, de junio de 1978, debería ocupar un asiento junto a las otras cuatro potencias nucleares (Francia que se había automarginado decidió participar en este nuevo organismo), anunció que en un comienzo no participará oficialmente, sino sólo en calidad de «observador»-, sin embargo, sus diplomáticos piden que se les «reserve» el lugar que les corresponde.Esta posición, sobre la cual no hubo explicación pública, se debatía ayer privadamente en el seno de los delegados de los cuarenta países que integran este nuevo organismo.

Por otra parte, también fue motivo de debates, en el día de ayer, el criterio que intentan imponer las grandes potencias, en el sentido de que las decisiones deben ser adoptadas por consenso. Abogan especialmente por el derecho a veto en las negociaciones sobre el «congelamiento» de ensayos de armas nucleares. Al respecto cabe recordar que Estados Unidos y la Unión Soviética prosiguen bilateralmente negociaciones secretas sobre esta materia, fuera del marco de la ONU, como asimismo en negociaciones para la prohibición de armas químicas.

En este nuevo organismo de desarme, abierto a las cinco potencias nucleares, por derecho propio, participan además de los miembros que integran la CCD, Argelia, que presidirá esta primera sesion Australia, Bélgica, Indonesia, Kenya y Cuba.

En el aspecto reglamentario, contrariamente a la CCD, copresidida por Estados Unidos y la Unión Soviética, el nuevo organismo tendrá una presidencia rotatoria por orden alfabético de todos los Estados participantes.

El Comité de Desarme de la ONU deberá, en sesiones públicas, lo que también constituye una novedad reglamentaria, abordar el tema de las negociaciones para la firma de un tratado que prohiba en su totalidad los ensayos nucleares subterráneos, como asimismo los denominados «ensayos militares», variante nominativa que han incluido en esta materia los negociadores soviéticos.

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Armas antisatélites

Por otra parte, ayer en Berna, el representante de Estados Unidos de la Agencia de Desarme y Control de Armas, Robert Buccheim, y por la Unión Soviética el embajador Oleg Khlestov, miembro del Ministerio de Asuntos Exteriores, reiniciaron las negociaciones para la prohibición de armas anti satélites, A-SAT, que debutaron en junio de 1978 en Helsinki.

Se entiende por armas A-SAT, los vectores construidos con características adecuadas para destruir satélites en órbita en torno de la Tierra. Los ensayos experimentales los comenzó la Unión Soviética hace más de una década, mientras que Estados Unidos, hace sólo algunos meses, por decisión del presidente Carter, comenzó los primeros experimentos. Según los expertos en esta materia, el Pentágono hasta ahora no había considerado de gran utilidad este tipo de armas, capaces de destruir todo tipo de satélites, como los de meteorología, telecomunicaciones, navegación, telenietría y otros, que aunque de uso civil pueden servir para fines militares.

En cuanto a los denominados «satélites espías» (fotográficos), Estados Unidos y la Unión Soviética se comprometieron hace seis años en negociaciones bilaterales a no entorpecer los medios nacionales de control y verificación.

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