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Irán, ante un futuro incierto

La URSS, atenta al desarrollo de la crisis

Con una frontera común de más de 2.000 kilómetros, la eventualidad de un giro político en Irán es observada desde Moscú con un gran interés, derivado de que el sha y su régimen han supuesto, hasta ahora, el baluarte más poderoso de los intereses occidentales en la importante zona estratégica del Golfo Pérsico y la península Arábiga.Oficialmente, la agencia soviética Tass y los medios de prensa como Pravda han medido sus palabras sobre la crisis iraní y han insistido en que la política oficial de la URSS es de «no interferencia» en los asuntos internos de Irán. Sin embargo, la situación iraní, aunque más favorable a Moscú que nunca, no parece tampoco satisfacer del todo a los dirigentes soviéticos.

No es de extrañar, en este sentido, que Pravda criticara el pasado fin de semana al primer ministro iraní, Sahpur Bajtiar, y le acusara de «anticomunista en su política interna y antisoviético en la externa». Por otro lado, el nivel de influencia de la URSS en Irán es limitado, como lo demuestra el diminuto Partido Comunista iraní, profundamente pro soviético.

En cualquier caso, los dos países todavía tienen en efecto un viejo tratado que permite a la URSS enviar tropas a Irán «cuando se sienta amenazada en su seguridad».

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