_
_
_
_

¿Qué va a pasar?

«Dentro de veinticuatro horas los hombres que tienen sobre sus hombros la responsabilidad de las tareas de Estado o Gobierno de los países-más ricos del mundo se reunirán en la isla de Guadalupe para. «pensar juntos» acerca de las expecativas de la economía mundial para 1979. Cabe esperar que, como en ocasiones semejantes en un pasado inmediato, los resultados de la cumbre no pasen de ser una declaración de buenas intenciones. Entre todos van a preguntarse ¿qué va a pasar? Pero si, hoy por hoy, hay alguna pregunta que no tiene respuesta, es precisamente: ¿qué va a pasar? En estos momentos el futuro económico del mundo occidental es uno de los enigmas más apasionantes de lo que va de siglo XX. Siempre ha habido alguien en la historia en cuyas manos estaba la respuesta a este intérrogante. Pero ahora la reunión en el tiempo y en el en el espacio de múltiples circunstancias que desencadenan complejas reacciones secundarias impide una previsión del futuro con un mínimo de fundamento científico.La crisis de la energía, el encarecimiento mundial de las materias primas, la escasez de productos básicos, la inflación, incontenida e incontenible, el insostenible paro, la continuidad de la recesión en la mayor parte de los países, la toma de conciencia sobre las semiocultas corrupciones políticas, la amenaza bélica en varios Países, el terrorismo, la falta de seguridad ciudadana, los desequilibrios recién creados en el tradicional reparto de áreas y poderes entre las grandes potencias, una incipiente sociedad de consumo devoradora de productos y servicios a los que no quiere renunciar, pero se ve obligada a hacerlo.

Múltiples han sido los elementos latentes desde hace cuatro años que han entrado en explosiva reacción con el simple catalizador del encarecimiento del petróleo. Hubo un tiempo, un largo período de tiempo tras el despertar industrial del mundo, en que los reyes, los Gobiernos, los estados mayores, la amenaza nuclear, la CIA o hasta el mismísimo secretario del Estado americano de turno, podían saber lo que iba a pasar porque precisamente iba a pasar lo que ellos habían planeado. Pero ahora no, ahora, rotos todos los equilibrios, algo no ha funcionado bien en su complicado aparato de relojería.

Vivimos una etapa apasionante en la que, tal vez como nunca, todo es posible ( ... ).»

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

4 enero,

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_