Al "rock " no le va la Navidad
El tema navideño nunca ha sido santo de la devoción del rock. De hecho, cuando Elvis sacó en 1957 su Christmas A lbum se pudo decir sin demasiados circunloquios que a la primera generación del rock se le habían mellado los dientes. En primer lugar la Navidad, sus cánticos, pompas, árboles, nacimientos y comidas y cenas familiares han representado siempre el momento cumbre de la integración familiar que los rockers de todas las épocas han identificado con una jaula más o menos dorada.Pero en la música ligera en general el tema navideño ha sido sin duda alguna uno de los puntos fuertes que se lanzaban cada año. Desde los cantantes de Gospel como los Stars of Faith con su álbum Black Nativity, en el cual intervenía Marion Williams, hasta los conciertos sacros de Duke Ellington, pasando por los cánticos de fin de fiesta en los teatros de Broadway, toda la base de la música americana (baptista, metodista y adventista) se encuentra en los hechos que van del 24 al 25 de diciembre inclusive. No es casualidad que uno de los discos más vendidos de la historia fuera el White Christmas de Bing Crosby, que año tras año iba a engrosar sus ya asombrosas ganancias. Andando el tieni'po se le unieron Frankie (Sínatra, por supuesto) y Dean Martin, datos que permiten sospechar que todos y cada uno de los crooners de la época debieron entonar en algún momento de sus vidas artísticas el Tamborilero o Noche de Paz. Y hablando de tamboríleros, ha de pasarse rápidamente a la escena española, donde una vez superados los obligados villancicos que interpretaban todas las tonadilleras en estos días, surge esplendoroso a mediados de los años sesenta el bueno de Raphael, que consiguió empalagar a medio país con su versión del tema.
Lo cierto es que los villancicos españoles son una buena muestra de música popular que en años recientes ha encontrado un cierto apoyo en los concursos que sobre el tema organiza anualmente la Caja de Ahorros de Navarra. Desde hace unos cuantos años han ido pasando por allí gentes como Pablo Guerrero, Elisa Serna o Rosa León, entre otros muchos que han íntentado renovar el concepto de villancico transformándolo en un canto de esperanza tal vez más humana que divina y recuperando para nuevos conceptos el casi-manido tema de amor navideño. En el rock, que como quedó indicado al principio no se ha acercado mucho al tema, puede destacarse el single que Greg Lake (de Emerson Lake and Palmer) editó en 1975. Se llama I Believe in Father Christmas y es más que nada una colección de buenos deseos en forma de música. Por su parte, los Kinks del cáustico Ray Davis sacaron un excelente single (que todavía no ha sido descatalogado) llamado asimismo Father Christmas, que es un desmadre irreverente acerca de un Papa Noel al cual se le pide el dinero en vez de juguetes idiotas.
Y es que no hay duda, desde que John Lennon afirmó que los Beatles eran más populares que Cristo, la generación del rock ha tenido sus propias fechas, sus propios hitos y ¿por qué no decirlo? su propia mitología. La Navidad como tema, como manifestación comunitaria de un sentir colectivo y trascendente no se refleja en la nueva música. Pero esto no es un hecho aislado, es un simple reflejo de cambios más profundos.
Babelia
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