Pittsburgh: "A la fraternidad por la cultura"
Una asociación de hispanistas creada en el exilio tras la guerra civil española y actualmente una de las más extensas y poderosas del mundo, el Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, convoca un congreso en Pittsburgh, Estados Unidos, para el próximo mes de mayo. Un congreso en que el tema es la literatura más que el escritor, pero que, por sus particularidades y el sello de magnitudes de su vasta organización, cierra y completa la serie que escribió
Una de las organizaciones de hispanistas más poderosas de América -y ya se sabe que los hispanistas están en América- es el Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana con sede en la Universidad de Pittsburgh, en Estados Unidos. Alfredo Roggiano, presidente del Comité de Nombramientos y Sede, y director del órgano de dicho instituto, la Revista Iberoamericana de Literatura, ha venido en viaje oficial a invitar a escritores y especialistas en crítica literaria al congreso de literatura que se celebrará en Pittsburgh durante la última semana del próximo mes de mayo.Según declaraciones del señor Roggiano a EL PAÍS, «han comenzado ya los contactos con escritores y críticos españoles, y especialmente con el Instituto Iberoamericano de Cooperación y con la Dirección General de Cooperación Internacional del Ministerio de Educación y Ciencia español, organismos que han prometido su apoyo y, concretamente, enviar a Pittsburgh una delegación».
«El congreso de este año es fundamentalmente teórico, y como todos los congresos del Instituto tendrá carácter monográfico o al menos unitario. Este año, el gran tema será Texto y contexto en la literatura española e iberoamericana, incluida, como siempre, la escrita en portugués. Estudiaremos el contexto de los libros en un triple sentido: el contexto como tal, es decir, el medio y las circunstancias en que han sido producidos los textos, el contexto visto a través de los textos mismos y los textos estudiados como contexto de otros.»
Un fruto del exilio culto
Sobre el Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, dijo el señor Roggiano: «Fue creado en 1938, en plena guerra civil española, por un grupo de intelectuales entonces exiliados en México. Intenta reunir en esta organización independiente, de acuerdo con el espíritu fundacional, a todos los especialistas en las literaturas iberoamericanas del mundo, para lo que cuenta con delegaciones y miembros en todo el mundo, desde Moscú a Australia, desde Suecia a Uruguay. De México pasó a California y ahora tiene su sede oficial en la Universidad de Pittsburgh, donde su presidente y director son catedráticos de literatura iberoamericana.»
«Desde 1939, su órgano de expresión es la Revista Iberoamericana, que suele publicar cuatro números al año, aparte de otros monográficos que han tocado ya importantes temas de las letras de uno y otro lado del océano. En cuanto a los congresos, se celebran con carácter bianual, en dos ediciones, una en el interior de Estados Unidos y otra en cualquier otro país del mundo. De cada congreso, que siempre tiene carácter unitario, se publican las ponencias, de acuerdo con el organismo del país colaborador, que en el caso del celebrado en Madrid, en 1975, fue el entonces Instituto de Cultura Hispánica. Curiosamente, las únicas actas que no han sido publicadas en nuestra historia son las de este congreso de 1975 ... »
«El Instituto -sigue diciendo el señor Roggiano- tiene como lema «A la fraternidad por la cultura" y no se permite la discriminación por causas políticas, religiosas, morales o ninguna otra. Caben en él todas las escuelas literarias, y todas las tendencias estéticas y críticas son admitidas en la medida en que la mesa y el consejo tengan constancia del rigor y calidad de sus productos. »
«Además de la revista pública el Instituto, una colección de clásicos, y, adicionalmente, la Biblioteca del Nuevo Mundo. Entre los nombres prestigiosos del staff del Instituto están los de los Henriquez Ureña, Pedro y Max, Agustín Yáñez, Picón Salas, los Lida, Ciro y Fernando Alegría, Monterve y un larguísimo etcétera. Yo dirijo la revista desde 1954, dice Alfredo Roggiano, que el próximo año celebra sus bodas de plata con la publicación.
«Nosotros -sigue diciendo el señor Roggiano- nos financiamos económicamente. Desde siempre el Instituto y la revista viven de las aportaciones de sus socios, lo que garantiza nuestra independencia. Sólo para ocasiones puntuales se pide colaboración a organizaciones culturales oficiales, por ejemplo, para los congresos, en la edición bianual de fuera de Estados Unidos. Pero no hemos querido involucrar a fundaciones u organizaciones privadas, que, de alguna manera, pudieran imponer ciertos intereses. Para la revista, que es una de nuestras fuentes de financiación oficial, contamos con 1.800 suscripciones, sólo entre las oficiales -departamentos de literatura de universidades, bibliotecas, etcétera- y muchas más privadas. Colaboran en ella más de 150 críticos y pueden hacerlo todos los socios. »
Babelia
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