Algo más que una buena noticia
Secretario general de la Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT)El establecimiento de relaciones diplomáticas entre EEUU y la República-Popular de China es una buena noticia. Como lo fue en su día -aún vivía Franco- el anuncio de que España y la República Popular China se reconocían. Todos podemos recordar aquella votación un tiempo antes sobre la admisión de la República Popular China en la ONU en la que España no votó junto a EEUU, por lo que éstos hablaron de «ingratitud». Lo que indica que si España, bajo hegemonía yanqui, era capaz de tomar la iniciativa en un asunto así, todo nos indica que EEUU, por muy meditada que haya sido su decisión actual y la elección de su momento, ha marchado a remolque de los acontecimientos sin llevar la iniciativa.
¡Cuántas veces no reclamó Mao Tse-tung desde el triunfo de la Revolución China esta actitud de EEUU!
Quizá sus círculos gobernantes intenten alimentar la idea de que la República Popular de China está cambiando de color, se está «occidentalizando», etcétera, etcétera. ¡Qué importa! ¡Al fin y al cabo cada cual se engaña a sí mismo cuando quiere y como quiere!
Por otra parte, tales pretextos son ya moneda corriente en los infundios que continuamente se están lanzando sobre la actual evolución interna de China. ¿Hay algo de malo en que las masas populares, haciendo uso del derecho, reconocido en la Constitución, de confeccionar y colgar «dazibaos», formulen en algunos casos críticas a los altos dirigentes del Partido o del Estado? Si la construcción del socialismo y la pervivencia del Poder de la clase obrera depende de la participación política de las masas populares, quienes tienen verdadera preocupación por la suerte del socialismo en China no verán en ello motivo de intranquilidad. ¿No se hizo críticas a sí mismo Mao y pedía que se las hicieran?
Para enjuiciar este hecho que comentamos no hay que ponerse a hurgar en la situación interna de la República Popular China. Esta, finalmente, ha visto admitido lo que tan insistente y justamente ha exigido: que se reconozca que existe una sola China, un solo Gobierno legal. Y EEUU dio final y razonablemente su brazo a torcer.
El establecimiento de relaciones diplomáticas es un acontecimiento histórico para ambos países. ¿Y para el mundo? Nadie va a quitarle, desde luego, importancia al mismo; pero yo se la veo más que nada en que viene a ser no un viraje en la evolución de la situación mundial, sino un reflejo (que puede convertirse en un símbolo) del gran viraje que se ha producido en el mundo. EEUU ha pasado a ser un imperialismo en declive forzado a hacer continuos retrocesos. Y el socialimperialismo de la URSS está, en cambio, a la ofensiva y es, por tanto, mucho más agresivo.
La suerte de EEUU, a la que, por supuesto, no se somete, se puede ver también en la suerte que están corriendo muchas de las dictaduras fascistas que ha amparado y de las que se ha aprovechado: Grecia, Portugal, Turquía, España ... ; ahora la del sha.
El descenso yanqui lo ven con alegría los pueblos del mundo. Y el análisis político califica de muy diverso modo cada uno de los retrocesos que da. Estos son obligados por el conjunto de las circunstancias que se producen al margen e, incluso, en contra de su voluntad, aunque al efectuarlos EEUU sólo busque una disposición de fuerzas más favorable a su contienda permanente con la URSS. Es EEUU y no la República Popular de China quien libra en todo el planeta frente a la URSS la lucha por la hegemonía mundial, en una carrera infernal que conduce a la guerra.
Cuando EEUU hace retrocesos ante los países y pueblos del Segundo y Tercer Mundo creo que se pueden considerar, generalmente, como positivos en cuanto vigorizan la lucha y mejoran la posición de las fuerzas antihegemonistas y amantes de la paz. Si los hace frente a la URSS se pueden considerar, en general, negativos, en cuanto favorecen el expansionismo y la agresividad de la URSS y fomentan la errónea política del apaciguamiento.
Es significativo que la URSS haya reaccionado tan negativamente ante la noticia comentada: quiere precisamente lo contrario. Esta vez ha unido su coro a los ultras norteamericanos -los que, digámoslo de pasada, no admiten ningún retroceso y sólo quieren guerra- y al hijo de Chiang Kai-chek con sus seguidores del «patriótico» y «democrático» Kuomintang.
No es extraño que la URSS se dé por aludida cuando, en el comunicado conjunto se condena la pretensión de hegemonismo en Asia y el Pacífico, a la par que los firmantes se comprometen a no buscarla para sí. Y no es extraño, porque en estos mismos momentos, la URSS está instigando y apoyando la invasión de Kampuchea Democrática.
Si la URSS toma el establecimiento de relaciones diplomáticas entre EEUU y China como un ataque contra ella, ¿qué demuestra?, ¿que ama la paz y por eso se opone a lo que es la relación lógica entre dos Estados? A mi juicio, lo único que demuestra es que no sabe encajar los golpes. Porque indiscutiblemente éste lo ha sido. Pero para la política expansionista y de guerra de la URSS, que quiere ver la máxima fragmentación de las diversas fuerzas internacionales, que siente el escozor de la política de la República Popular China, que aprovecha, incluso, las contradicciones entre las dos superpotencias, con lo que contribuye a aislar más y más a la que hoy es ya el principal instigador de la guerra mundial.
La cobertura que URSS se busca al propagar una supuesta alianza militar ofensiva de Japón, Estados Unidos y la República Popular China, es demasiado transparente para dejar ver su trastienda, aunque pueda enredar la razón del incauto. Comentamos un hecho a través del cual pueden enfocarse importantes aspectos de la vida internacional.
En ella vuelve a destacar que la República Popular de China ha tomado el protagonismo correspondiente a la defensa de su propia situación de Estado Soberano e independiente. Quien vea en ello actitud de ofensiva, se equivoca. La URSS ha tratado de cercar y aislar a China, y el tiro le está saliendo por la culata. Cada vez, la URSS tiene menos libres las manos para lo que es su objetivo esencial: el dominio de Europa. Lo demás, con ser importante e incluso decisivo para el desenlace final, son sólo preparativos. Y ahí le vuelve a doler. El establecimiento de relaciones entre EEUU y la República Popular China, indirectamente va a servir para facilitar, acelerar e intensificar el necesario acercamiento y colaboración de Europa y China.
Desde España, viendo en lo que nos afecta más directamente, podemos hacer una reflexión final, que es al mismo tiempo una nueva inyección de ánimo. Podemos ir rescatando parcelas de la soberanía que nos ha usurpado EEUU: si aparejamos nuestro tesón por la independencia nacional con su creciente debilidad. Debemos basarnos para ello en nuestras propias fuerzas y oponemos radicalmente a que crezca en nuestro país la disputa entre las dos superpotencias, peligro más que actual dada la creciente actividad que hacia y en nuestro país despliegan los nuevos zares.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.