Primera conferencia de prensa de un alto dirigente chino desde 1966

Inmutable y sonriente el presidente chino, Hua Kuo-feng, se sometió ayer durante 35 minutos a las preguntas de los periodistas extranjeros acreditados en Pekín, en la primera conferencia de prensa en los últimos trece años que éstos recuerdan.En el salón Oeste del palacio del Pueblo, un centenar de personas, entre periodistas, cámaras de televisión y funcionarios chinos, que ignoraban por completo los motivos de haber sido convocados, fueron atendidos por Hua Kou-feng.

La mayoría de los convocados pensaban que China iba a informarles de alguna decisión probablemente muy seria con respecto a Vietnam, o quizá la URSS, cuando Hua Kuo-feng les leyó el comunicado conjunto firmado con Estados Unidos para el restablecimiento de relaciones diplomáticas.

Respondiendo a las preguntas de los periodistas, Hua dijo que «Taiwán es territorio sagrado de China, y que el pueblo de Taiwan es compatriota del pueblo chino». «El retorno al seno de la patria -añadió- es un anhelo común de todos los chinos, porque somos una gran familia.»

Hua se mostró con gran aplomo ante los periodistas, como si estuviese acostumbrado a hacer eso todos los días. La conferencia de prensa tuvo lugar a la misma hora que la celebrada en Washington por el presidente Carter.

Hua Kuo-feng fue evasivo respecto a las ventas de armas de Estados Unidos a China, y se limitó a decir que el espíritu de la normalización de las relaciones chino-estadounidenses sobre este tema era diferentemente interpretado por los dos países. «Con la normalización, la venta de armas norteamericanas a Taiwan -dijo Hua- va en contra de los intereses de ambos países.»

Esto fue una aceptación tácita de que Estados Unidos podría vender armas a Taiwán, aunque esto fuera, desde el punto de vista chino, contra el espíritu del acuerdo de relaciones. Esta conferencia de prensa de Hua Kuo-feng es la primera que ofrece un alto dirigente chino desde 1966, en que el mariscal Chen Yi, entonces ministro del Exterior, recibió a los periodistas antes de la «revolución cultural».