Bonn desea que la dirección política de la OTAN prime sobre la militar
El ministro de Defensa alemán, Hans Apel, confía en que próximamente los demás países de la Alianza Atlántica (OTAN) harán suya la tesis alemana de la «primacía política» sobre el mando militar en el seno de la organización defensiva occidental. El ministro Apel ha insistido en este principio poco antes de que en el Parlamento federal se desarrollase un trascendental debate sobre el caso de espionaje Lutze, como pantalla, pero con un fondo político de gran trascendencia: las relaciones mutuas entre las fuerzas armadas y el poder político.
El ministro de Defensa de Bonn se ha propuesto, como objetivo primordial al frente del departamento, estimular lo que realmente es competencia del mando militar, delimitándolo de la «primacía del poder político». En el debate, la Democracia Cristiana ha tratado de atribuir incluso al canciller Schmidt la responsabilidad política del «caso Lutze», cuya protagonista entregó a la República Democrática Alemana (RDA) más de mil documentos secretos relacionados con la defensa de la RFA y con planes de la OTAN.Para compensar este estímulo sugerente dirigido a las fuerzas armadas, liberales y socialdemócratas han optado por ensalzar, fuera de lo común, la figura del inspector general de las fuerzas armadas, Harold Wust, dimitido a finales de noviembre por diferencias con el ministro de Defensa.
El tira y afloja de las dos mitades parlamentarias no deja de ser inquietante y significativo al entender de los analistas alemanes. Hace una semana, el ex inspector general de la Bundeswehr, Ulrich de Maiziere, decía al periódico ultraconservador Welt am Sonntag que las tropas desean ser mandadas por un «jefe militar inspirado. Las tropas -añadió- piensan en un Guderian, un Rommel, un Montgomery o un Patton».
Nuevo modelo militar
Frente a la exoneración de culpabilidades respecto del general Wust por la Democracia Cristiana, el ministro Apel se ha comprometido a potenciar la imagen del nuevo jefe supremo de las fuerzas armadas alemanas, Juergen Brandt, liberal y culto, además de experto en defensa por su larga presencia en los organismos militares de la OTAN. Para Brandt y para el ministro, la Bundeswehr debe ser un núcleo bien dotado de armamento («no soy pacifista», dijo estos días el ministro), con gran capacidad operativa.De ahí el nuevo «plan cuatro», un nuevo modelo decidido en noviembre como base estructural de las fuerzas armadas y la promoción de un estamento en el que la profesionalidad predomine sobre las opciones ideológicas personales. En este sentido, las academias militares han comenzado este mes a aplicar un criterio de valoración de los futuros oficiales, no ya solamente en consideración a sus estudios, sino también a su actitud ante la disciplina castrente.
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