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"La política como espectáculo es peligrosa para la democracia"

El sociólogo francés Roger-Gérard Schwartzenberg, profesor de la Universidad de Derecho, de Economía y de Ciencias Sociales de París y del Instituto de Estudios Políticos, vicepresidente del Movimiento de los Radicales de Izquierda, declaró ayer a EL PAIS que «los hombres políticos se comportan siempre como actores, constituyen un star-system que es muy peligroso para la democracia, ya que los electores eligen a los personajes en lugar de los programas». En el Instituto Francés de Madrid pronunció una conferencia titulada «¿La política se convierte en un espectáculo?», resumen de su ensayo El Estado espectáculo, traducido al castellano hace unos meses como El show po!ítico.El escritor establece un paralelismo entre la política y el cine en la fabricación de «estrellas». «Con el estudio de los hechos históricos y la realidad social se puede demostrar que los hombres políticos tienen una actuación teatral como vedettes, concentrando todo el espectáculo sobre su persona. Esto significa que el político realiza las campanas electorales sobre su imagen, dejando a un lado el programa y la maquinaria del partido. La democracia es la elección entre las grandes orientaciones y hoy, la política, es una elección entre personalidades.»

La aplicación del star-system en política incluye tanto el sistema capitalista como el socialista. «Marx estaba en contra de la personificación del poder y así se recoge en el himno de La Internacional. En la realidad, los regímenes socialistas se han alejado del deseo expresado por Marx y a menudo se ha establecido el culto a la personalidad; es el caso de Stalin y el más reciente de Brejnev, aunque también se da en Yugoslavia, Rumania o China. Al no existir en estos sistemas las elecciones libres y la competencia, el tipo de personificación del poder es distinto que en el sistema capitalista, donde se enfrentan en el escenario político varios personajes y se da la elección del espectáculo.»

Roger-Gérard Schwartzen-berg distingue cuatro tipos de personajes que actúan en el escenario occidental. «El héroe se presenta como salvador, jefe supremo, es un personaje misterioso, casi carismático, como De Gaulle, Franco, Stalin, Amin. Otro tipo es el antihéroe, «el hombre ordinario», que encarna las virtudes comunes de los ciudadanos medios, como Callaghan, Pompidou, Ford. El líder con encanto, que confunde el arte de convencer con el arte de seducir, toma el poder del hermano, como los Kennedy, Giscard. O los políticos españoles Adolfo Suárez y Felipe González. El cuarto tipo es el padre, ofrece confianza y seguridad en circunstancias difíciles, como el primer ministro francés Barre.»

Además de los personajes, el autor analiza en su ensayo las técnicas del espectáculo, con la influencia de los medios de información, y el público. «La política-espectáculo ha sido denunciada en otros siglos también. Ya los emperadores romanos se comportaban a menudo como actores y de ello tenían conciencia Augusto o Nerón, Napoleón y De Gaulle recibieron clases de expresión por actores profesionales. La dimensión nueva es la aparición de técnicas modernas que favorecen mucho más el espectáculo, que a través de la televisión, prensa y radio llega a todas partes. El político escoge, según su personalidad y situación, las técnicas de Grotowsky o de Brecht. La industria del espectáculo, con los especialistas, lanzan la imagen de marca después de un estudio del mercado. »

«La implantación de este sistema -añade- es cómodo para los Gobiernos, ya que en lugar de explicar en detalle sus programas y someterse a un control democrático, los dirigentes prefieren que se les juzgue según su imagen, con libertad para actuar. La personificación del poder es más fuerte en los partidos de derechas que en los de izquierdas, ya que figura, sobre todo, el individualismo, el elitismo y el culto del jefe. Los partidos de izquierda son más sensibles a la lucha colectiva, la masa popular, y no a la acción de algunos individuos.»

Las técnicas que ofrece el profesor Schwartzenberg contra la política- espectáculo y el star-system en política son la difusión del poder, con la regionalización o el sistema federal (el poder es menos espectacular cuando se aproxima al ciudadano); ampliar la información sobre problemas políticos, económicos y sociales empezando por la escuela, «para que los ciudadanos no se dejen seducir por el lenguaje misterioso de los dirigentes»; y la limitación de los presupuestos empleados en las campañas electorales, junto con la fijación temporal del poder.

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