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Reportaje:La ocupación de las ondas / y 4

Financiación y política fiscal en las televisiones de Europa

El tema de la posible instauración de un canon o impuesto sobre la tenencia y uso de aparatos de televisión, como forma de afrontar parte de la financiación de RTVE, se hizo público en septiembre y octubre. Desde entonces, no ha dejado de suscitar polémicas entre diversos sectores sociales del país, que no ocultan sus inquietudes sobre una decisión que, por tener connotaciones diversas, merece una publicidad y una consideración reposadas. Informa Anunciación Bremón.

El primer tema a considerar se refiere a la financiación de RTVE. Este organismo, con unos ingresos por publicidad que llegarán este año a los 13.000 millones de pesetas, ha solicitado 18.000 millones de subvención oficial para el próximo presupuesto. Esta cifra, que supone triplicar las asignaciones presupuestarias actuales, convertiría a RTVE en uno de los organismos con asignaciones más elevadas del Tesoro, hecho que ha motivado el inicio de una investigación minuciosa de sus cuentas por parte de la Intervención General del Estado.Hasta ahora nadie ha garantizado que los ingresos por publicidad vayan a disminuir ni en qué cuantía -sin embargo, sí es efectiva la subida de un 30% en las tarifas desde septiembre-. Para completar el cuadro financiero hay que añadir, por un lado, el propósito anunciado de aumentar en 3.000 personas la plantilla de un organismo ya enfermo de elefantiasis y de eventualismo; por otro, la falta absoluta de transparencia contable que le aqueja, así como las; continuas denuncias de despilfarro y corrupción que ha recibido y que han dañado seriamente su imagen ante la opinión pública.

Es en este marco en el que hay que situar la propuesta de instauración de un canon por tenencia de televisores, con el propósito, dice el proyecto de ley, de «atender las exigencias de financiación de RTVE», propuesta que será estudiada próximamente en el Consejo de Ministros. ¿Significa esto que, de aprobarse el canon, no recibirá RTVE las elevadas partidas presupuestarias antes citadas o que se reducirá drásticamente la publicidad? O, por el contrario, vamos a tener que sufragar los ciudadanos, por diferentes vías, los gastos presupuestarios de Televisión Española, sus ingresos por publicidad -ya que los costos de ésta son cargados en el precio que pone el anunciante a sus productos en el mercado- y, por último, los ingresos que resulten de la recaudación del canon? Dado que, como es usual entre nosotros, se invoca la práctica europea para fundamentar la necesidad y razonabilidad del canon, es conveniente analizar la situación en los países de ese área. Todos los países de Europa que se rigen por el sistema de economía de mercado financian parcialmente su televisión por medio del canon por tenencia de los aparatos, con las únicas excepciones, dejando aparte España, de Luxemburgo y Mónaco, que viven de la enorme publicidad procedente de y dirigida, en su mayor parte, a los países vecinos. De los restantes países tomemos el Reino Unido, Francia, Italia, como ejemplos.

La situación inglesa

En el Reino Unido la recaudación por canon cubre el funcionamiento de los dos canales de televisión estatal, la BBC, que emiten permanentemente en color, y de los cuatro de radio. La BBC, probablemente la mejor televisión del mundo, ha ingresado a lo largo de este año, en concepto de canon, aproximadamente 41.000 millones de pesetas. No emite ninguna publicidad. Existe también una cadena privada, subdividida en quince compañías regionales bajo el único control, el de la Independent Broadcast Authority. Esta televisión comercial se financia con los ingresos por publicidad, que han sumado más de 51.000 millones de pesetas en 1977, y no recibe nada del canon por televisor. Claro que, por tratarse de una empresa bien administrada, obtiene también razonables ingresos de la venta de material filmado propio y de la venta de servicios técnicos. Aunque el televidente puede escoger dos canales estatales sin publicidad, existen, además, ciertas limitaciones a la publicidad, que excluye, por ejemplo, los cigarrillos, y que limita aquélla a un máximo de seis minutos por hora.La situación en Francia, donde no existen cadenas privadas de televisión de alcance nacional, no ofrece diferencias fundamentales, pues la radiotelevisión francesa se financia casi exclusivamente por medio del canon y la publicidad, siendo el canon fundamentalmente la base económica en la tercera cadena de televisión y en Radio France. En cuanto a la publicidad que se emite en la primera y segunda cadenas, cuenta con una serie de limitaciones: no puede emitirse en medio de un programa, las tarifas son fijas a lo largo del año y cada minuto de publicidad tiene el mismo precio a lo largo de la semana, independientemente del programa en el que se emita.

En Italia existen también el canon televisivo y la publicidad como base financiera de la RAI, televisión estatal, única con alcance nacional. Dado que existe una evasión del canon calculada en un 20%, se estudia en estos momentos en el Parlamento la posibilidad de una ley más dura para los evasores. El canon alcanza, como en los dos casos anteriores, tanto a los receptores en color como a los de blanco y negro. Por lo que se refiere a la publicidad, la televisión italiana no puede superar el 5% del tiempo de programas, pero hasta ahora nunca ha llegado a esta cifra: el año pasado el tiempo publicitario ha sido del 3%. Este tiempo publicitario se acuerda anualmente entre una comisión paritaria de la RAI con la Federación Italiana de Editores y Periódicos, donde se decide cada año si se suben las tarifas o se aumenta el tiempo de publicidad. La decisión debe ser ratificada por una comisión parlamentaria de vigilancia de la RAI-TV, en la que están representados todos los partidos. La televisión italiana tiene prohibido interrumpir sus programas con la publicidad, pero puede transmitirla a cualquier hora. Algunos productos, como el tabaco, no pueden anunciarse.

Los países del área nórdica configuran una realidad que desde aquí podríamos calificar como un más difícil todavía. Ninguno de ellos tiene publicidad en lo que llaman Monopolio Estatal de Radio y Televisión, salvo Finlandia, y muy moderada. Existe un consenso total entre todos los partidos políticos en el sentido de que, en una sociedad como la que ellos tienen, la publicidad televisiva lo único que haría sería desarticular la vida de los ciudadanos, darles una información muy condicionante y crearles unos estímulos gratuitos.

Sin acercarnos a esas cotas, impensables en nuestra sociedad hoy, sí cabría plantearse en cambio una clarificación lo más pronto posible sobre el futuro financiero de RTVE. El contribuyente español tiene derecho a preguntarse por la justicia y la necesidad de la instauración de un canon como el que se propone, en tanto en cuanto sigan existiendo en TVE tanta publicidad y tan agresiva, tantos planes a costa del presupuesto, tanta falta de transparencia, tal ausencia de control parlamentario y todo ello referido a una televisión que aún no puede proporcionar la recepción del segunda canal a trece provincias españolas, es decir, al 30% de la población.

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