Hoy, estreno de "Noche de guerra en el museo del prado", de Rafel Alberti
El poeta y dramaturgo Rafael Alberti vivirá esta noche, en el teatro María Guerrero, del Centro Dramático Nacional, una de las dos «situaciones honrosas, de una grandísima emoción sin retórica» desde su llegada a España tras cuarenta años de exilio: el estreno de su obra Noche de guerra en el museo del Prado; el otro momento fue, según declaró a EL PAIS, presidir la primera sesión de las Cortes junto a Dolores Ibárruri. Con dirección escénica de Ricard Salvat, escenografía de Equipo Crónica, intervienen en la obra 33 actores, entre los que figuran Charo Soriano, Tina Sainz, Juan Diego, Maite Blasco, Mercedes Lezcano, Ramón Durán, José Vivó y Pedro del Río.
La apertura del teatro María Guerrero, con el estreno la semana pasada de Bodas que fueron famosas del Pingajo y la Fandanga, de José María Rodríguez Méndez, en el teatro Bellas Artes, pone en marcha las dos salas del Centro Dramático Nacional, que en la presente temporada programa El proceso, de Franz Kafka-Peter Weiss; Abre el ojo, de Francisco de Rojas Zorrilla; Retrato de dama con perrito, de Luis Riaza, y Sopa de pollo con cebada, de Arnold Wesker.Rafael Alberti (Puerto de Santa María, 1902) es autor de obras -que participan del teatro político - El hombre deshabitado (1930), Fermín Galán (1931) y piezas breves escritas durante la guerra civil- y del teatro poético -El trébol florido (1940), La gallarda (1944) y El adefesio (1944). Noche de guerra en el museo del Prado, escrita en 1956, conocida en Italia, Francia y México, es estreno en España. La obra es un aguafuerte sobre el traslado de los cuadros del museo del Prado en noviembre de 1936.
«Es una maravilla para mí poder asistir esta noche al estreno de la obra -dice Alberti-, porque creo que es positiva en favor de la democracia y la libertad, tiene vitalidad todavía y es profundamente teatral. El museo del Prado es mi gran amor y una obsesión desde que llegué a Madrid, en los años veinte, donde vivía prácticamente, copiando las grandes obras. Yo participé en la defensa de Madrid en la guerra civil y he visto el museo vacío. Junto con María Teresa León fuimos los primeros en entrar con la orden de Largo Caballero para desalojar el Prado. Era im presionante recorrer con una linterna minera las huellas de los cuadros y los sacos terreros que defendían los objetos de valor. Después del bombardeo, la evacuación se hizo rápida a los sótanos y después a Valencia. El espíritu de la obra teatral participa de ese temblor que nos produjo ver un museo atacado por las bombas y el destino de los cuadros.»
La pintura está unida a la producción poética de Alberti y el Prado es una idea permanente. El libro A la pintura, poemas dedicados a los grandes pintores, provocó la escritura de la pieza teatral. «La escribí en 1956, en Buenos Aires. Publicaron el texto, pero en las situaciones difíciles de Argentina no hubo ocasión de estreno, sobre todo para los que nos consideraban «rojos españoles», por lo que el es treno mundial fue en italiano. Noche de guerra... fue conocida por Bertolt Brecht en una visita que hice con mi traductor al alemán Erich Arendt. Le gustó mucho y la llegó a anunciar en su teatro, pero falleció a los pocos meses. Por consejo de Brecht escribí el prólogo, con información histórica. En mis obras no separo el teatro político del poético. La defensa de Madrid tenía paralelismo histórico entre los hechos ocurridos en 1808 y 1936, porque es la barricada de la defensa de la libertad y contra toda dominación.»
La tradición realista
El dramaturgo catalán Ricard Salvat ha realizado un montaje distinto a las cuatro versiones que estrenó en Italia y Francia, combinando la dimensión onírica y el realismo épico. La escenografia es obra de Equipo Crónica. Como introducción al texto teatral se incluye una exposición histórica escrita por Alvaro del Amo y Miguel Bilbatúa.
«De Noche de guerra en el museo del Prado -declaró a EL PAIS Ricard Salvat- me apasiona su falta de estructura como fórmula teatral al uso, que da pie a un trabajo en libertad y permite hacer replanteamientos visuales diferentes. Los autores de teatro poético, a excepción de Elliot, no usan formas teatrales típicas del teatro burgués. Lo importante del teatro de Alberti es que son propuestas de espectáculo que hay que aplicar operaciones de «dramaturgia», en el sentido alemá n del término. La obra que presentamos hoy viene tanto de la expresión poética como de la plástica; lo mismo ocurre con Valle-Inclán. Es una obra de planteamientos políticos, evidentemente, y con elementos de teatro popular.»
El montaje propuesto por Salvat está unido al realismo. «La puesta en escena tiene una voluntad de enraizar la obra con la gran tradición realista ibérica. Entre las cosas que urgen en nuestro teatro una de ellas es dar a conocer la gran riqueza cultural de este país. El planteamiento es distinto a los montajes que realicé en Italia. Con la colaboración fenomenal del Equipo Crónica sacamos al escenario la tradición cultural nuestra y extranjera, con homenajes a nuestras sombras queridas" de pintores, escritores, cineastas. El realismo español es el primero que intuye que el realismo no debe ser naturalismo, se proyecta hacia la zona onírica y el subconsciente. En este montaje he ido más a la fuente tradicional de nuestro realismo, en lugar de los esquemas de Brecht y Piscator, que ya ensayé en las versiones anteriores. »
«La obra es una reflexión sobre la historia de España moderna por parte de Alberti, a la que hemos añadido nuestra propia meditación. A los signos verbales, donde el mensaje de Alberti está clarísimo, hemos potenciado símbolos plásticos y visuales de trabajo colectivo. La parte inicial, más didáctica, sitúa los hechos históricos que sirve para recordar. Bilbatúa y Del Amo han hecho un trabajo de recreación del lenguaje de Alberti y de la época.»
Babelia
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