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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La sucesión en Argelia

NO SE da en el mundo contemporáneo el fenómeno de que la desaparición de un hombre clave en la dirección de un Estado mantenga entera la continuidad del régimen que ha creado y sostenido, llámese este hombre Stalin o Franco, Salazar, Perón o, incluso, Mao, que había llegado a ser una deidad laica y que está comenzando a quedar marginado en China. No será fácil, por tanto que la desaparición de Bumedian de la escena política argelina permita la continuidad en Argelia. La enfermedad que le tiene en coma, del que no saldrá o, en cualquier caso, no saldrá para volver a gobernar, puede modificar todo el panorama de Africa del Norte, de la zona del Magreb, a partir de un cambio en la política interior argelina.Bumedian no ha dejado el futuro «atado y bien atado». A pesar de una Constitución elaborada sobre su propia personalidad, no cedió nunca a la necesidad de nombrar en torno suyo a los hombres capaces de descargarle de funciones de poder, y de sucederle en caso necesario. La historia de la joven República argelina está repleta de giros, cambios de personas, disidencias, exilios y muertes misteriosas como para que el desconfiado Bumedian, que fue protagonista de uno de estos giros -la destitución y encarcelamiento del mítico Ben Bella-, pudiera confiar en nadie. El país, pendiente de un congreso del FLN -el partido único- que debería producir una abierta normalización della vida, depende aún de los militares del Consejo de la Revolución: el Consejo ha ido conociendo defecciones, muertes y destituciones, se ha quedado reducido a nueve personas y no tiene una existencia legal en la Constitución. Pero estos mecanismos se inventan en caso necesario, cuando hay razones superiores para ello. Lo que inquieta más ahora en Argelia es una doble tensi . cin que dificulta su futuro. Por una parte, los hombres de la revolución y de la guerra de la independencia se han complicado en asuntos económicos, llevan direcciones de empresas dentro de un sistema aparentede cogestión, tienen una esperanza de rentabilidad, buscan acuerdos con Estados Unidos -como el que se ha producido para la venta de gas natural- y piensan, quizá, en que las riquezas naturales del país podrían administrarse por la vía de las modernas sociedades de consumo. Por otra parte, están los puros de la revolución, que creen en la posibilidad de desarrollar hasta el máximo las experiencias del socialismo autogestionario, pero que no ignoran que dependen de la Unión Soviética para ello. Están aislados en un mundo pro occidentalista, en una zona mediterránea que cada vez parece más dominada por Estados Unidos. La postura de Estados Unidos ante la crisis personal de Bumedian parece muy inteligente. Se trata de evitar que Marruecos continúe la guerra contra el Polisario en las mismas fronteras de Argelia. o que caiga en la tentación de atacar a ese país en este momento de desconcierto. Una situación de guerra podría favorecer las tesis de los revolucionaristas, de los continuadores de los tiempos heroicos del FLN y, por tanto, un salto atrás. Por el contrario, una situación de calma favorecería a los pro occidentalistas. Con una suavización del régimen de Túnez, donde Burguiba está viviendo también sus últimos días políticos, y una apertura en Marruecos, Estados Unidos podría conseguir una influencia en toda la zona de Africa del Norte. El problema saharaui encontraría alguna solución política.

El papel que intente jugar la Unión Soviética para contrarrestar esta situación es una incógnita, pero no parece fácil. Tratar de fortalecer a los continuadores de la revolución parece su única alternativa, pero no podría conseguirlo sin una manifestación de fuerza de éstos, y, por tanto, un endurecimiento aún mayor del régimen y un rechazo por parte de la población y la opinión pública internacional.

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