_
_
_
_

Los Reyes de España concluyeron su estancia en México

Los reyes de España, don Juan Carlos y doña Sofía, concluyeron ayer su visita oficial a México. Los Monarcas, que llegarán hoy a Lima para comenzar su viaje a Perú, se despidieron de las autoridades mexicanas con una cena que don Juan Carlos ofreció al presidente de México y en la que el Rey de España dijo que «la quiebra del espíritu de unión entre los españoles inició un proceso doloroso y violento, descarnado y fratricida, que había de enlutar a toda España», refiriéndose a la guerra civil española. Las palabras de don Juan Carlos iban dirigidas a la emigración republicana, que constituyó una de las constantes del viaje de los Reyes a México en pos de una definitiva reconciliación. Un viaje que concluye con un balance positivo en la simpatía popular demostrada a los Reyes y que cuenta en su haber con numerosos proyectos de cooperación económica entre ambos países.

También fue aspecto político de importancia del viaje de los Reyes en México los ecos de los acontecimientos militares y de orden público acaecidos la pasada semana en España. Ecos que preocuparon, sin alarma, a los Reyes y comitiva y que mantuvieron continuamente en contacto a los ilustres viajeros con los primeros responsables del Gobierno español.La prensa mexicana se hizo eco de estos acontecimientos y no eludió comentarios como el del diario Excelsior de ayer, que unificaba el aniversario de la revolución mexicana (del 20 de noviembre) con el de la muerte de Franco en estos términos: « Los franquistas celebran su aniversario a su modo en España: con un intento paupérrimo de golpe de Estado contra el Gobierno constituido, cuando éste ha dado pasos firmes para una vida institucional democrática. El Rey, en cambio, otorga su reconocimiento a los valores humanistas de un movimiento progresista: el mayor sin duda en sus alcances y momento, sobre todo en países latinos de raíz hispana.»

«Los jefes de Estado coincidieron en que España y México se encuentran en una coyuntura propicia para consolidar una nueva era en sus relaciones.» Así reza, con justeza, el comunicado final de la visita que los jefes de Estado don Juan Carlos y José López Portillo firmaron ayer en la capital mexicana. La idea de que las relaciones hispano-mexicanas están aún por consolidar aparece como bastante precisa, a la vista del desarrollo de la visita oficial de los Monarcas españoles. Han pasado diecinueve meses desde el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países y aún quedan asperezas y desconfianzas importantes por limar y, muy especialmente, del lado americano de estas relaciones.

En el plano popular, el establecimiento de un clima de amistad nueva hacia España parece confirmarse. El paso de los Reyes por México, Guadalajara, Veracruz, León y Guanajuato ha dado buena prueba de ello. No ocurrió lo mismo en los ámbitos administrativos. La comitiva española ha encontrado obstáculos de forma y se ha enfrentado a difíciles negociaciones a la hora de promocionar los intercambios y la cooperación entre ambos países. Aquí pesa el recelo histórico y la vecina presencia de Estados Unidos, gran padrino y primer vigilante de estas tierras.

A pesar de ello, las negociaciones económicas, sociales y culturales han dado sus resultados. Se firmaron convenios de extradición, transporte aéreo, cooperación industrial, energética y minera. Asimismo, se firmaron también acuerdos complementarios para la colaboración en el uso pacífico de la energía nuclear, intercambio de información y expertos en materia agropecuaria, comunicaciones y transporte, administración metropolitana, asentamientos humanos, obras públicas, oceanografía y teleinformática. Por último, hay que señalar que se concertaron programas de acción conjunta en el sector naval (México podría comprar unas nueve patrulleras a España en breve), de transporte, energético y de petróleo. Sobre este último tema, el petróleo, se guarda un silencio oficial significativo. Se sabe que España adquiere ya oro negro en este país y que estaría dispuesta a ampliar sus compras, siempre y cuando se reduzca por parte mexicana el precio de los fletes. Pero no parece ser que este tema despertara un especial interés en las relaciones de ambos países en torno al petróleo.

Al parecer, está acordado que España participará en la investigación y producción de petróleo en México (en la explotación de las nuevas bolsas descubiertas recientemente en este país) a través de un acuerdo de cooperación que sigue su curso normal y que no se hizo público porque ello significa que España ocupará el puesto que estaba destinado a un tercer país en un principio.

Problemas para la reconciliación

Otro de los puntos claves de este viaje a México estaba en el acercamiento de la nueva España a la emigración mexicana, marcada esencialmente por la emigración política que surgió de la Segunda República española. El encuentro del Rey con la viuda del ex presidente Azaña y las múltiples alusiones del Monarca a la reconciliación parecen haber servido para romper el hielo en estas tierras. Quedan, no obstante, reticencias en grupos políticos y culturales significativos. Se quejan aquí de la no legalización de ARDE como partido político, y varios grupos de intelectuales y de organizaciones regionales y nacionalistas españolas marcan aún sus distancias con la España oficial, aunque se nota ya una cierta aproximación. Sirva de ejemplo el anuncio -difundido en un gran recuadro- que reprodujeron varios diarios de México ayer, procedente de agrupaciones vascas de México y Colombia, en el que se pide al rey don Juan Carlos que se reconozca la «plena autodeterminación de Euskadi».En el ámbito de la política internacional y especialmente hispano-latinoamericana, los españoles han puesto de relieve -como lo declaró el propio ministro de Exteriores, Marcelino Oreja- que España no desea asumir un protagonismo en los procesos de integración latinoamericana, aunque sí participar en sus organismos de integración económica, como el Pacto Andino. El ministro ha dejado claro que España no propicia una cumbre de jefes de Estado latinoamericanos en Madrid y que tampoco desea convertirse en puente exclusivo de las relaciones de estos países con la Europa comunitaria. En el plano internacional ambas naciones han destacado su posición favorable a la distensión y el desarme y en este contexto España ha destacado la importancia del tratado de Tlatelolco para la proscripción de armas nucleares en América Latina.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_