Jorge Semprún: "Con esta película cierro mi ciclo vital sobre el exilio"
Entrevista con el guionista de "Las rutas del Sur"
Ayer se estrenó en Madrid la última película, en calidad de guionista, de Jorge Semprún, escritor polémico, a raíz de la publicación de su Autobiografía de Federico Sánchez y siempre con interés. Su trabajo cinematográfico se inició en 1965 con el guión de La guerra ha terminado, realizada por Alain Resnais. En esta ocasión es Joseph Losey el encargado de plasmar en imágenes la historia de Jorge Semprún. Angel S. Harguindey charló con el guionista sobre su película, en la que la militancia política surge como referencia constante en la vida y obra de su autor.
«Hemos perdido nuestras certidumbres, pero conservamos nuestras ilusiones.» Jean Larrea, personaje de Las rutas del Sur. Jorge Semprún vuelve a plantear en Las rutas del Sur los problemas cotidianos de un intelectual marxista, es decir, buena parte de sus propios problemas.En 1965, tras su espectacular expulsión del Partido Comunista de España, termina el guión cinematográfico de su primera película: La guerra ha terminado, que dirigió Alain Resnais. En aquel filme los problemas que presentaba al espectador habría que enmarcarlos en las siempre críticas relaciones entre un intelectual y la jerarquía disciplinada de un partido político que se desenvolvía en la clandestinidad. Doce años después, Semprún volvería a tomar a su alter ego cinematográfico, Ives Montand, para presentar al espectador los problemas que le acucian en la actualidad: el conflicto generacional que, en su caso, no puede estar exento de connotaciones políticas. «El personaje que interpreta Montand, Jean Larrea -que por cierto se llama así en homenaje al poeta surrealista español Juan Larrea-, es un exiliado español muy adaptado a la vida francesa, que escribe en francés y que es guionista -declara Jorge Semprún a EL PAIS-. Sigue vinculado al partido (aunque nunca se cite) y colabora en tareas menores. Se parece al de La guerra ha terminado, pero es menos profesional de la política. Ahora el conflicto surge entre. el intelectual marxista y su hijo, a diferencia de la otra película en el que el problema surgía entre el militante y la estructura del partido.»
«El germen de Las rutas del Sur -añade el escritor y guionista- sí puede tener relación con La guerra ha terminado, concretamenteen la secuencia en la que el militante se encontraba y discutía con unos jóvenes gauchistas.»
La acción de esta nueva película de Semprún se desenvuelve entre dos fechas muy precisas y de evidente significación política: el 27 de septiembre de 1975, fecha en la que se ejecutaron los últimos fusilamientos políticos, y el 27 de noviembre del mismo año, en que el rey Juan Carlos accedía al trono.
«Estas fechas cierran un ciclo vital con los temas del exilio y del antifranquismo. A partir de ahora no volveré a abordar estos temas, al menos desde este enfoque.»
«La película -añade Jorge Semprún- desprende ternura hacia el personaje que interpreta Ives Montand. A través del enfrentamiento con el hijo hay una cierta crítica y, por tanto, una cierta autocrítica. Como le dice el hijo en cierto momento, «te has pasado veinte años consagrado al culto de Stalin y otros veinte para preguntarte el porqué de aquello». Para estos jóvenes gauchistas el problema no es redescubrir a Lenin, sino intentar luchar por otras formas nuevas de la sociedad.»
Los expertos suelen decir que un artista es aquella persona capaz de elaborar siempre el mismo discurso y presentarlo constantemente con formas nuevas. En ese caso Jorge Semprún hace tiempo que demostró su preocupación por analizar el entorno social, económico, político y cultural desde su doble perspectiva de militante y exiliado. Ahora que ya puede vivir en España, lo que hace con frecuencia, se exilia de la militancia.
«No soy capaz de formular con seguridad teórica una alternativa real a lo que puede ser el estalinismo -añade el autor de La segunda muerte de Ramón Mercader- o la socialdemocracia entendida esta última como una gestión más justa y racional del capitalismo desarrollado. Ahora, pienso que por razones tanto políticas como éticas, no puede quedarse uno en esa constatación. Partiendo de la hipótesis de cuál ha sido el fracaso del estalinismo o de la socialdemocracia, de la hipótesis de analizar la sociedad actual, creo que hay que transformarla. Veo, si quieres, la fragilidad de mi situación: constatar los errores y tener una práctica de intelectual que cree en la necesidad de transformar la actual sociedad y todo ello sin dejar de luchar contra los sistemas que ya han demostrado su fracaso social.
Colaborar con Losey
«Esta es mi primera colaboración con Joseph Losey. Tuvimos unas largas semanas de discusiones sobre el tema a tratar. Un día le llevé diez folios de un posible tratamiento de la historia y le gustó. A partir de ahí el trabajo se desenvolvió por los cauces normales de la industria cinematográfica.»«Es muy diferente trabajar con Losey que con Resnais. Con éste último los problemas se resuelven en el trabajo sobre el guión. Una vez que considera que ya puede rodar, el guionista desaparece. No modifica ya nada. Sólo vuelve a pedir tu colaboración en la fase del montaje. Con Losey se trabaja en el guión, pero no le importa que queden momentos de incertidumbre, que él resolverá en el rodaje. Por eso necesita que el guionista le asista en todo momento. En Las rutas del Sur escribí algunas escenas en el transcurso del rodaje. Creo, en resumen, que para Resnais el cine es más lenguaje que para Losey, que a su vez posee más instinto que aquél.»
Para el realizador de la película, Joseph Losey, afincado desde hace años en Francia, la película posee un doble aspecto: por una parte se plantea un conflicto entre padre e hijo, que no duda de calificar de «conflicto edípico muy acentuado». Por otra, el evidente aspecto político de la película: España... «Precisamente la España de después de 39 años de lucha antifascista -declara en el press-book del filme-, y más exactamente aún, la España del último año de vida de la dictadura del general Franco.»
«Quisiera dejar bien claro -añade el realizador- que, para mí, todo filme que quiera ser tomado en serio debe reflejar la toma de posición política fundamental de sus autores; sin embargo, en un sentido estricto, este filme no es un filme político, en el sentido riguroso del término. Sucede tan sólo que el clima político en el que se ven inmersos los personajes es la España contemporánea. No hay nada imperativo en ello, salvo el origen de algunos de los personajes y el hecho de que la guerra civil ha marcado profundamente la vida de los hombres de la generación de Larrea, Semprún y yo mismo. En muchos aspectos, la guerra civil española ha sido para mí, personalmente, más importante que la guerra mundial. Fue un aviso que no se tuvo en cuenta. Anunciaba todos los problemas futuros de nuestras vidas actuales.»
«Larrea nació en España, naturalmente -matiza Losey-. Llegó a Francia a la edad de trece años. Es un miembro importante del Partido Comunista español, desde hacemucho tiempo. Pero está cansado, física, moral, emocional y políticamente hablando. Y, como se dice en el filme: «Hemos perdido nuestras certidumbres, pero hemos conservado nuestras ilusiones.» Es un hombre con muchas crisis. Después de la muerte de Franco, y quizá antes, era un hombre sin responsabilidad. Cada vez más, su vida carece de meta y dirección. Su matrimonio también se ha degradado, a pesar de sus raíces profundas y a sus compartidas esperanzas y convicciones... Para una cierta clase de hombres, la nuestra, y de mujeres evidentemente, siempre puede haber un renacimiento después de la fatiga.... y siempre puede existir una razón para seguir viviendo y luchando.»
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