Conciertos de Música Urbana y de Pedro Iturralde con Donna Hightower
Pedro Iturralde, con Donna Hightower y Música Urbana abrieron la serie de actuaciones que han inundado Madrid en la primera semana de noviembre. El Pabellón del Real Madrid acogió la noche del pasado viernes a unas 1.500 personas que tuvieron como recompensa a su fe uno de los mejores conciertos que se hayan dado en Madrid. Música Urbana ha cambiado tanto desde su primera, y ya lejana, época, que ya es otro grupo.Su trabajo no puede ser etiquetado de ninguna manera, por cuanto utilizan desde la música popular hasta el jazz o el rock con una presencia notable de la primera música contemporánea.
La enorme complejidad de los arreglos (o tal vez su variedad) pasaba por una utilización de los distintos timbres (flauta, trompeta o fliscornio, bajo, guitarra, batería y teclados) como pocas veces se escucha en grupos de este tipo. Cortes, respuestas, unísonos, contrapuntos y las armonías más alucinantes, servían, además, para lanzar a unos solistas que, como en el caso de Carles Benavent, al bajo, o Jaume Cortadellas, a la flauta, fueron de las mejores que haya escuchado por aquí. Lo cierto es que Música Urbana, con una música nada fácil, se metieron al público en el bolsillo, y ello sin hacer la menor concesión. Fue, en resumidas cuentas, un concierto bárbaro de un grupo que no sólo sabe hacer buena música, sino que permite a sus solistas crecer y desarrollarse como ante un reto permanente. Un grupo, además, que sabe que está tocando frente a otras personas y es capaz de saltar todas las barreras para llegar a ellas. No se puede pedir más.
En el Centro Cultural de la Villa
Por su parte, Pedro Iturralde y Donna Hightower actuaron en el Centro Cultural de la Villa. La primera parte corrió a cargo de Pedro Iturralde, acompañado por Agustín Serrano (piano), Eduardo Medina (bajo) y Pepe Sánchez (batería). Tres composiciones propias y una de Sonny Rollins demostraron que Iturralde es un buen saxo, de una técnica suave, que no rompe casi nunca el sonido de su instrumento. Todo resulta así muy limpio y pulcro, aunque, tal vez, algo frío. De los cuatro temas destacaron Like Coltrane, del mismo Iturralde, y Pent up House, con un solo a cappella definitiva y maravillosamente rolliniano. Era el último de esta primera parte y dejaba un buen sabor de boca. En la segunda, y con una big-band pobladísima, Donna Higlitower demostró que canta mucho mejor de lo que ha tenido ocasión de enseñar en su faceta comercial. Una buena selección de standards, como Love for sale, de Cole Porter, o Broadway, de Mc Rae, sufrieron un poco de la falta de ensayos lógica en una banda compuesta para esta circunstancia en la cual, por desgracia, escasearon los solos de gente como Wlady Bas, al saxo alto, o Medrano, a la trompeta. Lo mejor, sin duda, fue Send me someone to love, de Percy Mayfield, con una interpretación magnífica por parte de Donna.
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