_
_
_
_
_
Premio Nobel de la Paz 1978

Galardón de paz a dos especialistas de la guerra

En el año de 1948 un oficial de la inteligencia militar egipcia llamado Anuar el Sadat y el jefe de una organización paramilitar y terrorista israelí, Menahem Begin, manípulan los hilos delicados de la acción clandestina que comienzan una larga etapa de guerras.A través de sus respectivas influencias en este siempre sensible y poderoso sector de los ejércitos que es la inteligencia, los dos avanzan en el escalafón militar y político de sus respectivos países. La Irgun Zwai Leumi, la Stern y otras organizaciones terroristas israelíes se convierten en 1948 en el embrión del futuro Ejército del Estado hebreo.

Con ellas, sus cabecillas ocupan puestos destacados en el aparato del Poder. En egipto, el oscuro oficial El Sadat es en 1952, cuando los «oficiales libres» de Gamal Abdel Nasser toman el poder, un influyente personaje del Estado Mayor y el enlace preferido del nuevo jefe del Estado con aquellos oficiales nazis repescados por la revolución nasserista que convencieron al Rais de la posibilidad de fabricar bombas transportadas por cohetes que pudieran alcanzar los centros vitales de Israel.

Más información
El presidente norteamericano
Sadat y Begin, galardonados con el Nobel de la Paz

Durante treinta años sin interrupción, estos dos hombres y los que les rodeaban se han espiado, vigilado y combatido. Egipto e Israel han vivido en un estado de permanente beligerancia, que encontró sus momentos culminantel en las guerras de 1956, 1967 y 1973. Por circunstancias diferentes, pero sobre todo porque en sus países respectivos no habla alternativas menos malas. El Sadat en 1971 y Begin en 1975 llegaban a la cúspidedel Poder. A partir de entonces, y en contra de todas las expectativas, lo que se esperaba que fuese un enfrentamiento entre ambos sin personas interpuestas se ha convertido en un proceso que, a pesar de las indiferencias que suscita sobre el fondo, puede llevara un a paz entre Egipto e Israel.

Los que a lo largo de treinta años han manejado la trama de unas guerras cruentas, en premio al año que llevan intentando forjar una convivencia. por muy frágil que ésta sea, ya que no ataca al verdadero fondo de la cuestión, han sido obsequiados por sendos premios Nobel de la Paz.

Los méritos de ambos están condensados en un solo año. desde el histórico viaje de El Sadat a Jerusalén el 20 de noviembre de 1977, hasta la firma del tratado de paz egipcio-israelí, que se presume tendrá lugar el 20 de noviembre de 1978.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

En este breve período de tiempo, Begin llegó también a Ismailía el 25 de diciembre de 1977. Después de que una importante delegación israelí viajara a El Cairo para discusiones preliminares, los ministros de Asuntos Exteriores de Egipto e Israel. Mohamed Kamel y Moshe Dayan, se reunen en enero de 1978 en Jerusalén en presencia del secretario de Estado norteamericano, Cyrus Vance, y entre febrero y marzo, ante las dificultades inmediatamente surgidas, El Sadat primero y Beguin después viajan a Washington para entrevistarse con el presidente Carter. Las discusiones terminan en casi nada, y Carter envía a su vicepresidente, Walter Mondale. primero a Israel y luego a Egipto, y logra que ambos países acepten enviar a sus ministros de Asuntos Exteriores a discutir a un castillo británico.

En agosto Vance vuelve a Oriente Próximo y logra que El Sadat y Begin no rechacen una invitación del presidente Carter para participar en una cumbre en presencia de Carter, a celebrar en Camp David, que se inicia el 5 de septiembre.

A pesar del gesto histórico que representa el viaje a Jerusalén de El Sadat y el proceso hacia la paz entre ambos países, un año pudiera parecer poco tiempo para que dos especialistas de la guerra secreta se vean obsequiados con un premio Nobel de la Paz. Es muy posible que Carter recupere imagen ante el pueblo norteamericano por esta paz próxima; que Begin y El Sadat pasen a la historia en un lugar más destacado que Nasser o Ben Gurion, pero la paz de unos comienza a ser la guerra de otros: de los palestinos. siempre perdedores, y de los países árabes que rechazan lo que creen una parodia.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_