La cuestión palestina domina los debates del Gobierno israelí
En el centro de la reunión del Gobierno israelí, que ha comenzado el lunes sus deliberaciones para pro seguirlas hoy martes, se encuentra la cuestión de los territorios pales tinos ocupados. Mientras que los israelíes quisieran terminar lo más rápidamente posible las conversaciones de paz con Egipto, los americanos están de acuerdo con Sadat en que es indispensable relacionar, de una manera o de otra, la paz israelíegipcia con la búsqueda de una solución justa al problema palestino, en el marco de los acuerdos concluídos en Camp David.Con este fin, Estados Unidos despliega una intensa actividad diplomática con la esperanza de lograr -in extremix- que el rey Hussein de Jordania se una a la mesa de negociaciones y que los palestinos de los territorios ocupados acepten el régimen de autonomía.
La misión del subsecretario de Estado, Harold Saunders, a Aminan, Riad y Jerusalén terminó con un fracaso aparente. Pero los americanos no se han dado por vencidos. En Jerusalén no han sido muy apreciados los argumentos de Saunders para atraerse al rey Husseiny para calmar a los palestinos.
El tema central de la argumentación norteamericana es que Israel no puede ceder los territorios ocupados en 1967 de una sola vez, sino que tiene que proceder por etapas. Washington aconseja al rey Hussein y a los notables palestinos pro jordanos que avalen el plan de autonomía que permita al régimen jordano recuperar su influencia en Gaza y Cisjordania, gracias a la promesa americana de que en el momento oportuno -dentro de dos o tres años- Estados Unidos concretarán su actual posición teórica sobre el «carácter ilegal» de la ocupación israelí de Jerusalén este, de Cisjordania y Gaza.
Washington, sin embargo, habla de una manera diferente a los israelíes: si el Gobierno de Begin no se muestra más flexible a propósito de las colonias judías de Cisjordania, sobre la cuestión de Jerusalén, el rey Hussein se mantendrá al, margen de las conversaciones de paz, y el resultado, a plazo,según los americanos, podría coincidir con los planes de los países árabes del «frente del rechazo» aconsejados por Moscú. O bien, agregan, podría caer el régimen de Sadat, minado por un aislamiento completo en el mundo árabe, o bien la ruptura de la frágil paz israelí egipcia, envenenada por el problema palestino. En los dos casos, Egipto volvería a ocupar su puesto en el campo árabe de la «confrontación directa con Igrael».
Esto no es una simple cortina de humo y puede ocurrir si el Gobierno cree que puede ignorar las aspiraciones de los palestinos a la autodeterminación nacional y continúa con la colonización judía de los territorios ocupados, y si los palestinos de Gaza y Cisjordania deciden -como ese parece ser el caso- rechazarlos planes de autonomia.
Gobierno militar diez años más
El general Orly, coordinador de los asuntos de los territorios ocupados, dijo el otro día a un alcalde palestino: «No les vamos a imponer la aútonomía, si no la quieren, es asunto vuestro. La ocupación israeli, el régimen de gobierno mi litar, continuará aún otros diez años. Pero no piensen que Begin les va a dar la autodeterminación nacional en bandeja de plata simple mente porque le rechacen la auto nomía.»Son numerosos los nacionalistas palestinos ya sean de la izquierda, OLP, como de los integristas islámicos, que parecen convencidos de que una nueva guerra es inevitable y de que, una vez terminada ésta, Israel se verá obtigada a ir a Ginebra, con la cuerda al cuello, y renunciar a todos los territorios ocupados, con o sin tratado dé paz.
Eso no es imposible, pero incluso si Israel paga un precio terrible en la próxima guerra, los mayores perdedores serán los palestinos. En esa quinta guerra Egipto, Siria e Israel permanecerán en el ring, pero los palestinos habrán quedado reducidos a un pueblo de refugiados. No la mitad de los palestinos como en el 49, ni un tercio como en el 67,sino el 85% o el 90%. Si una nueva guerra estalla Israel no querrá tener en su retaguardia a una población árabe hostil,
A pesar de las posiciones muy duras, aparentemente sin fisuras, tomadas por los notables e intelectuales palestinos, en sus diversas reuniones públicas, más de un palestino ha hablado en privado de sus dudas, inquietudes, ante una línea política que rechaza todo compromiso.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.