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En coma profundo uno de los cuatro guardias civiles tiroteados el domingo en Las Arenas

Se mantiene el estado de coma profundo del guardia civil Andrés Silveiro, tiroteado en la tarde del domingo en la localidad vizcaína de Las Arenas cuando junto con tres compañeros regresaba al cuartel de la Guardia Civil de Las Arenas cercano al campo de fútbol de Gobelas, donde habían cumplido servicio de vigilancia. Dos de los guardias civiles, un sargento y un número, murieron casi en el acto; resultó también herido leve el cuarto, Carlos Troncoso. Los cadáveres de las víctimas, tras el funeral celebrado en la mañana de ayer en el que no se registró incidente alguno, fueron trasladados a Asturias y Palencia. El atentado fue reivindicado ayer por ETA militar

Hacia las 6.15 de la tarde los cuatro guardias civiles, que habían asistido en servicio de vigilancia, a un partido de fútbol regional celebrado en el campo de Gobelas, en el barrio de Romo (Las Arenas) -a unos doce kilómetros de Bilbao-, regresaban a pie a su cuartel, situado a escasa distancia. A través de la calle Ibaigane los cuatro policías llegaron a la calle Máximo Aguirre, situada en el barrio de Santa Ana (Las Arenas). Al entrar en la citada calle el grupo se dividió en dos parejas que recomeron los primeros metros de la misma por las aceras paralelas.Cuando habían caminado cincuenta metros aproximadamente fueron tiroteados desde la parte de la acera derecha por dos comandos que dispararon sus armas (metralletas y escopetas con posta) a escasos metros de distancia. Uno de los comandos -según las versiones más creíbles- se había apostado tras una tapia del patio exterior del edificio de la Telefónica. El segundo comando habría hecho sus disparos desde una segunda tapia de la misma altura.

Tiros a bocajarro

Los dos guardias civiles que circulaban por la acera derecha cercana a la tapia de la Telefónica recibieron casi a bocajarro el impacto de las ráfagas de metralleta. Casi simultáneamente, y sin darles tiempo a reaccionar -ambos portaban únicamente susarmas reglamentarias- fueron abatidos con nuevas ráfagas y disparos de escopeta de gran detonación -seguramente cartuchos de posta- los otros dos guardias que caminaban por la acera opuesta.

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Instantes después y tras abandonar sus parapetos los cuatro desconocidos, que no cubrían sus rostros y vestían pantalones vaqueros y cazadoras y anorak de color oscuro, corrieron hacia la calle Ibaigane, donde al parecer les esperaban otras dos personas, y huyeron los seis en dos coches, donde esperaban al volante dos hombres más. Los dos Vehículos se dirigieron desde la calle Ibaigane hasta el barrió de Lamiaco, municipio de Lejona, donde tomaron rutas diferentes.

Ambos coches, un Seat 124 matrícula BI-2 790 y un 850 matricula BI-117 111, fueron encontrados horas más tarde por la policía. El primero se halló a unos seis kilómetros del lugar de los hechos.

Los primeros testigos que acudieron a auxiliar a los heridos encontraron rodeados de un charco de sangre y muertos a los dos guardias civiles que circulaban por la acera de la Telefónica. Presentaban numerosos impactos de bala. Se trata del sargento Luciano Mata, de 58 años, casado, natural de Puebla de Valdivia (Palencia) y Luis Gancedo, de veintiocho años, casado y nacido en Buyante (Asturias). Afprimero de ellos le faltaban únicamente cuatro días para jubilarse. En la acera opuesta, el guardia civil Andrés Silveiro, de veinticinco años, casado y natural de Gaucín (Málaga), sangraba profundamente por un gran orificio abierto en la cabeza. Presentaba también herida en el codo, piernas y glúteos. Su compañero Carlos Troncoso Currito, de veintiséis años, casado y natural de Isla Cristina (Huelva), tenía impactos en el tórax, pierna derecha y. codo.

Los dos guardias civiles heridos, evacuados en vehículos partículares, ingresaron en el hospital civil de Bilbao hacia las siete de la tarde. Poco después Andrés Silveiro entró bruscamente en coma profundo como consecuencia del disparo que le había alcanzado en la cabeza y que le produjo salida de masa encefálica.

Pese a la intervención quirúrgica, el parte médico facilitado a las once de la mañana de ayer por el doctor Fermín Fernández informaba que su situación neurológica evolucionaba desfavorablemente, «manteniendo un grado de coma con pocas posibilidades de recuperación».

Los cuerpos de los dos guardias civiles muertos fueron trasladados la misma noche del domingo a la comandancia de la Guardia Civil en La Salve (Bilbao) para ser velados durante la noche por sus compañeros. A las diez de la mañana de ayer se celebró en la másestricta intimidad -tal como viene siendo norma tras los últimos atentados- el funeral por las dos víctimas. Al acto, que no registró incidente alguno, sólo asistieron miembros de las fuerzas de orden público y las primeras autoridades.

Al término del acto religioso los féretros de los dos guardias civiles fueron introducidos en sendos coches fúnebres que los condujeron, por carretera, a sus lugares de origen.

El PCE contra ETA

Alrededor de trescientos militantes del PCE de Euskadi se manifestaron ayer a partir de las siete de la tarde en el barrio de Romo (Las Arenas) para protestar por el atentado que el domingo costó la vida a dos guardias civiles.

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