Ofensiva, en solitario, de Grecia hacia la CEE
Grecia desea que su entrada en la CEE se disocie de la española y de la portuguesa. Si los tres casos se abordaran simultáneamente, la entrada de los griegos se retrasaría considerablemente, ya que el proceso de negociaciones de la Comunidad Económica Europea (CEE) con Madrid y Lisboa aún no ha empezado.El problema de la entrada de España en el Mercado Común se replanteará indirectamente mañana, en París, durante la entrevista del presidente de la República, Valery Giscard d'Estaing, y el primer ministro griego, Constantin Caramanlis. Procedente de Roma, en donde se entrevistó con su homólogo Giulio Andreotti y de camino hacia Dublín, el señor Caramanlis pleiteará en París como en las otras capitales europeas la causa de la adhesión griega. Según el calendario previsto, las negociaciones tendrían que terminar en junio de 1979.
La llegada de Grecia al Mercado Común no puede ser considerada en abstracto por la CEE, es decir, como la entrada aislada del miembro número doce, ya que su integración será el comienzo inexorable de una evolución que desembocará en un organismo de doce miembros, más probablemente Turquía. De aquí que todas las negociaciones de la CEE con Grecia constituyan un precedente que repercutirá en las que realice más adelante la Comunidad con España y Portugal.
Días pasados, en Luxemburgo, los ministros de Asuntos Exteriores de los nueve no se entendieron sobre la cuestión de la libertad de circulación de los trabajadores emigrantes griegos en el seno de la CEE que estipula el Tratado de Roma. Alemania Federal exigía un período de transición de doce años a partir de 1981, fecha en la que Grecia podría entrar en la Comunidad. Francia se manifestó menos exigente proponiendo siete años.
En realidad, al abordar el problema del control de circulación de obreros griegos en la CEE -240.000 solamente-,lo que pesó en las discusiones de los ministros de Exteriores eran los casi dos millones de obreros españoles y portugueses que trabajan en países comunitarios y que, llegado el día de la entrada de España y Portugal en la CEE, tendrán las mismas facilidades que los griegos; otro tanto ocurre con la cuestión de los vinos, frutas y legumbres griegos.
El señor Caramanlis desea que entren en el mercado comunitario inmediatamente y en las mismas condiciones que compiten los agrios y vinos de los miembros actuales, es decir, sin derechos de aduana. La competencia de estos productos griegos no se considera grave para las producciones francesa e italiana, pero sobre la negociación CEE-Atenas pesa la amenaza futura que significará la entrada de frutos y legumbres españoles.
Por esto último, París y Roma, en las negociaciones con los griegos, piden que la liberalización de sus productos se haga por etapas que, más tarde, se aplicarían también a españoles y portugueses.
Esta componente hispano-portuguesa de la negociación Grecia-CEE es la que hace temer a las autoridades de Atenas un retraso de su entrada en la Comunidad.
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