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Tel-Aviv lanza una campaña psicológica para persuadir a El Cairo

En el momento en que los ministros israelíes Dayan- Weizman vienen a Jerusalén para efectuar consultas con Begin, y en que una de las principales razones de la crisis registrada en las negociaciones de paz de Whashington es la falta de confianza mutua, el general ShIomo Gazith, jefe de los servicios de información militar israelíes, acaba de declarar a la radio de Jerusalén, en lo que parece ser el comienzo de una gran campaña psicológica, que «para Israel la paz constituye un fin en sí misma, y que en cambio para Sadat se trata de un precio que está dispuesto a pagar para alcanzar sus objetivos».«Dos meses antes de la visita de Sadat a Jerusalén -añadió Gazith- no había aún ningún cambio en la actitud de Egipto respecto de Israel. Igual que el resto del mundo árabe, Egipto seguía pensando en la destrucción del Estado judío. La decisión de Sadat de lanzar su iniciativa de paz ha sido una decisión aislada, sin relación con el estado de espíritu de Egipto, no el resultado de un debate político o de la presión de la opinión pública egipcia.»

Sin embargo, según el propio general Gazith, hoy los signos alentadores se multiplican:

1. Ya no se observan, como en otros tiempos, dos lenguajes diferentes: uno moderado, razonable, destinado a la prensa occidental y a los visitantes extranjeros, y otro intransigente para la opinión interior, egipcia y árabe.

2. En la traducción árabe de la resolución 242 del Consejo de Seguridad, agregada a los acuerdos de Camp David, actualmente se puede leer, por primera vez, lo referente a «la retirada israelí de territorios ocupados», como el texto original en inglés, en lugar del habitual «de los territorios ocupados».

3. Sadat ha dado instrucciones a los ministros de Información y de Educación para que la juventud y el pueblo egipcio sean «reeducados» y preparados para la paz con Israel.

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Israel no renuncia a su poderío militar

«El fin de la beligerancia es en sí -explica Gazith- mucho menos importante que la manera en que se pone fin a la guerra. Yo estoy de acuerdo con el presidente Sadat en que un elemento esencial del conflicto árabe-israelí es de naturaleza psicológica. Pero hay que comprender que los cambios indispensables en la psicología de los pueblos de Oriente Próximo no se pueden operar bruscamente, de la noche a la mañana. Para que la paz sea creíble, es imprescindible hacer nacer la confianza mutua y construir una infraestructura de intereses comunes: algo que demanda tiempo y paciencia, porque los obstáculos, incluso los que parecen mínimos, son todavía numerosos.»

«Mientras tanto -concluye Gazith- es imposible renunciar a nuestro poderío militar, que incluso debe ampliarse con el fin de que resulte disuasorio, y, si hace falta, capaz de imponerse.»

Parece evidente que este análisis de Gazith y sus advertencias, repetidas tres veces por la radio israelí en las últimas veinticuatro horas, forman parte de la nueva guerra psicológica que se ha lanzado en forma paralela a las negociaciones de Washington.

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