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Begin pide "plenos poderes" al Parlamento para negociar la paz con Egipto

Un Menahem Begin pálido, profundamente emocionado, pero absolutamente decidido a no dejarse provocar, presentó ayer los acuerdos de Camp David a una Knesseth (Parlamento) descontenta, dividida y vociferante.

El primer ministro israelí aseguró a los diputados que los negociadores israelíes en Camp David han hecho lo imposible por conseguir la continuidad de las colonias judías en el Sinaí. «Al final nos enfrentábamos a una elección penosa, pero ineluctable: o bien aceptar que la suerte de las colonias sea decidida por ustedes y que esa suerte sea vinculada a la suerte de la paz o bien renunciar a los acuerdos que pueden llevarnos a la paz con Egipto. Ustedes se encuentran hoy ante esa misma elección», dijo Begin.El primer ministro concluyó pidiendo a la Knesseth que concediera plenos poderes al Gobierno para concluir las negociaciones con Egipto y firmar la paz, Incluso al precio de la evacuación de los colonos judíos del Sinaí.

Frecuentemente interrumpido, a la vez por diputados de la extrema derecha nacionalista y de la extrema izquierda comunista el primer ministro de Israel no perdió la compostura ni un solo instante. En nombre de la oposición laborista, el diputado y ex ministro de Defensa Simon Peres aseguró al Gobierno que los laboristas «no pondrían obstáculos al proceso de la paz».

El señor Peres criticó, sin embargo y severamente, diversos aspectos de los acuerdos de Camp David. El dirigente laborista acusó al Gobierno Begin de: 1.º Haber renunciado al concepto de «fronteras defendibles» en el Sinaí, aceptando abandonar Sharm el-Sheikh, los aeródromos militares y las colonias judías instaladas allí. 2.º Haber plantado la semilla de un futuro Estado palestino en Cisjordania y Gaza en virtud del plan de autonomía revisado en Camp David, en el que «por primera vez en la historia de Israel un Gobierno israelí ha reconocido los derechos legítimos del pueblo palestino».

El señor Peres concluyó sin decir claramente si los laboristas iban a votar, el miércoles, a favor o en contra de los plenos poderes solicitados por el Gobierno para firmar la paz con Egipto y, con razón, porque la dirección laborista continúa estando dividida sobre la política a seguir.

Mientras que Simon Peres, el ex primer ministro Isaac Rabin y el ex ministro de Exteriores Abba Eban proponen votar «sí» a los acuerdos y «sí» a la evacuación del Sinaí, otros dirigentes, y no de los menores, tales como Yigal Allon, también ex ministro de Exteriores, animados por la ex primera ministra Golda Meir, atacan violentamente la «política liquidadora» del Sinaí, que constituiría un «precedente peligroso» para los asentamientos judíos en Golán, Cisjordania y Gaza.

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