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Reportaje:

El sociólogo, elemento racionalizador en una sociedad plural y conflictiva

Los últimos cambios de la sociedad española incitan a replantear el papel de las ciencias sociales en una sociedad desarrollada que estrena conciencia democrática y conciencia crítica. ¿Sirven las ofertas científicas actuales de la sociología a estas necesidades? Las especialidades que se cursan actualmente en la facultad de Sociología de Madrid son: Sociología General, Antropología Social, Psicología Social, Población y Ecología Humana, Sociología Política, Sociología Industrial y Estudios Iberoamericanos.En la profesión real el profesor Jesús M. de Miguel ha distinguido cinco grupos o grandes familias referenciales, desde 1970 hasta 1980, a saber: Nuevos católicos, nuevos profesionales, escuela crítica, marxistas y contraculturalistas. Esta ultima tendencia, en la que hay que incluir la observación de las comunas, la cultura de la droga, los tipos de grupos anarquistas y en general la sociología popular, no ha alcanzado una relevancia científica, aunque ha logrado. una importancia relativa respecto a la imagen pública de la sociología.

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Grandes familias

Repartidos en las grandes familias citadas, los sociólogos españoles han desempeñado cotas de especialización que se pueden comparar a las de cualquier otro país de Europa occidental. Aunque sea penoso de contar hay que constatar especialidades, actuales tales como teoría sociológica y conocimiento; cambio social; estratificación social; clases y movilidad social; demografía y población; estudios rurales y regionales; sociología rural; sociología del trabajo, de la burocracia y de las organizaciones; sociología política; sociología de la familia, de la mujer, de la juventud y de los roles sexuales; sociología de la educación y de la ciencia; sociología de la religión; sociología de la ley; sociología de la medicina y psiquiatría social; sociología de las comunicaciones de masa, de la literatura y sociolingüística; sociología del arte, de los deportes y del ocio; minorías, comportamientos desviados y control social; psicología social; metodología, técnicas de investigación y estadística.

El futuro inmediato de la aplicación de las ciencias sociales en España debe pasar, en opinión de muchos sociólogos jóvenes, por la dedicación a temas que ahora preocupan: planificación familiar, planificación del territorio, sociología electoral, sociología sanitaria, sociología de la educación, sociología de los movimientos feministas, marginados y de los roles sexuales en la sociedad. «Ahora bien -dicen- el problema es cómo convencer a partidos, movimientos ciudadanos, empresas, colegios y Administración pública de la utilidad de un sociólogo en el tratamiento de estos temas.»

«En una sociedad democrática, plural y conflictiva, el sociólogo, desde luego, no es ningún médico social, pero sí un elemento racionalizador que contribuye al análisis de las situaciones sociales.» «Hasta ahora -afirman los miembros de la Asociación Castellana- el sociólogo, allí donde ha tenido oportunidades laborales adecuadas, ha demostrado su competencia profesional como experto en la recogida de información, como conocedor de la organización industrial y de trabajo, como experto en el análisis de los problemas de mercado y el lanzamiento de nuevos productos, como diagnosticador de problemas sociales de comunidades de varios tipos, como profesional del urbanismo y la ordenación de territorio, como investigador de los problemas políticos y electorales y, por supuesto, como enseñante de la sociología en cuanto tratamiento científico de las estructuras sociales.»

Ahora estamos viviendo -piensa Salustiano del Campo- la época de oro del constitucionalismo la época, por consiguiente, de los juristas políticos, pero una vez que la Constitución haya sido aprobada y consolidada pasarán a primer plano los problemas sociales y de organización de unos grupos sociales en discusión permanente. Ese tiempo, que está a la vuelta de la esquina, será el de la sociología.»

Perspectivas futuras

Para Marina Subirats, socióloga catalana, «es urgente fomentar el desarrollo y una mayor implantación de la sociología y otras ciencias sociales, entre otras razone porque en un sistema democrático es preciso conocer las necesidades sociales, lo cual implica buscar las previsiones tanto de camas de hospitales o puestos escolares como de cualquier cambio social, crecimiento urbano, migraciones, y todo ello en base a un conocimiento científico de la realidad».

Entre las salidas concretas que los sociólogos señalan para la práctica sociológica a nivel profesional se encuentra principalmente la enseñanza. «La idea de que las facultades de sociología sólo deben preparar sociólogos profesionales es equivocada e inflada. La función modernizadora de las ciencias sociales a la que tendrán que ir a parar el grueso de los licenciados consiste en enseñar las ciencias sociales en el bachillerato que continúan en manos de profesores de saberes tradicionales periclitados o de formación política o de religión del franquismo.»

Naturalmente tampoco se excluyen las salidas de la enseñanza superior y las de la investigación, tanto a nivel académico e institucional como a nivel empresarial (Data, Doxiadis, Ibérica, Eco, Iberométrica, Iberplan, Icsa, Metra Seis, Terpa, entre otras).

Enseñanza y urbanismo: dos grandes campos

Pero algunos de los campos de aplicabilidad de las ciencias sociales en la España de hoy más señalados por los jóvenes profesionales son la sociología de la enseñanza -se acaba de crear una cátedra de esta materia en la Universidad Complutense- que encuentre eco tanto en el BUP como en los centros de formación profesional y en la Universidad; sociología urbana («es escandaloso -afirma el decano de sociología de Madrid- que ni el Ayuntamiento de Madrid ni el de Barcelona, incluso creo que ni el Ministerio de la Vivienda, cuente con sociólogos»); sociología de la sanidad, en unos momentos de tan aguda crisis en la Seguridad Social; sociología electoral, al servicio de partidos y organizaciones ciudadanas-, sociología de mercado, porque se ha demostrado que la investigación sobre mercado aumenta en los momentos de crisis económica; sociología rural; sociología de los equipamien.tos sociales y aún cabe la sociología de la religión, en un contexto nuevo de la secularización y pluralismo religioso.

Una de las dificultades graves de todas estas innovaciones es la esca sa capacidad que pueden tener para digerirlas las ínstituciones administrativas, académicas y privadas «porque no podemos olvidar -temen Amanda de Miguel y Juan F. Marsal- que en la circunstancia intelectual española lo dominante todavía es la importación frente a la creación propia, la repetición frente a la investigación».

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