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Virtual estado de guerra civil en Nicaragua

Desde la tarde del sábado, Nicaragua vive una situación de guerra civil. En cuatro ciudades importantes del país: Managua, León, Chinandega y Masaya, guerrilleros del Frente Sandinista de Liberación iniciaron ese día una ofensiva simultánea y aparentemente bien coordinada contra la Guardia Nacional, el principal baluarte de apoyo del general Anastasio Somoza.

Los sandinistas, infiltrados a través de la frontera de Costa Rica (cerrada en la noche del domingo), reciben el apoyo de amplios sectores de la población. La Cruz Roja, cuya acción se ha visto dificultada en algunos casos por las tropas somocistas, calcula que más de veinte personas han muerto y varias decenas han resultado heridas entre la tarde del sábado y el domingo.Los objetivos de los ataques sandinistas son, fundamentalmente, los cuarteles de la Guardia Nacional. En la capital, una nota hecha pública por los militares reconoció que los guerrilleros habían atacado cuatro acuartelamientos. Barrios enteros de la ciudad ofrecían resistencia a los soldados y en algunas calles se veían cadáveres. Managua se ha convertido, desde el oscurecer, en una ciudad fantasma, en la que la circulación es prácticamente nula y los únicos ruidos son los estallidos de las rudimentarias bombas, de contacto y disparos.

En León, la cuna de Rubén Darío, los sandinistas atacaron e incendiaron un cuartel de la Guardia Nacional. En esta ciudad, el Ejército ha sacado a la calle tanquetas y vehículos blindados con cañones sin retroceso. Helicópteros provistos de artillería han bombardeado los puntos donde los combatientes se han hecho fuertes. Por medio de altavoces, oficiales de la guardia recomiendan a los habitantes no salir de sus casas y no prestar ayuda a los sandinistas.

El aeropuerto de Chinandega estuvo en poder de los guerrilleros, según sus propias fuentes. Y en Masaya, que vivió a principios de este año violentos combates entre la población y las tropas y que sufrió una durísima represión, se han producido numerosos enfrentamientos.

En la misma tarde del sábado, los sandinistas comenzaron a emitir, a través de una emisora situada probablemente en Costa Rica, partes de guerra, en los que se da cuenta del resultado de las diversas operaciones militares y se anima a la población a sumarse a lo que llaman «ofensiva definitiva contra Somoza».

¿Gobierno provisional?

Ha llamado la atención el hecho de que, en uno de esos comunicados, el Frente Sandinista haga referencia a la existencia de un «Gobierno provisional» ya preparado para cuando se consiga la caída de Somoza. Se cita textualmente al grupo de los doce como médula de dicho Gobierno, lo que, en buena forma, contradice los planes anunciados por el Frente en la proclama difundida mientras duró la ocupación del Congreso Nacional, y que establecían la «inmediata desaparición del capitalismo y de la propiedad» y la instalación de un Gobierno popular.

El grupo de los doce está compuesto por intelectuales, sacerdotes, jóvenes profesionales y empresarios, algunos de los cuales han colaborado en otros tiempos con Somoza. Ocasionalmente han aparecido como aliados tácticos del Frente Sandinista y parecen estar bien vistos por Estados Unidos como posible salida moderada a la crisis nicaragüense. Obligados al exilio a causa de las persecuciones, regresaron hace poco más de dos meses a su país desafiando las amenazas del dinástico dictador.

La creciente virulencia de la actividad militar contrasta, sin embargo, con la inexistencia de acciones políticas en el interior del país. Los dirigentes de la oposición, algunos detenidos; otros, en la clandestinidad, parecen impotentes para dirigir una ofensiva coordinada. El control asumido el domingo por la Guardia Nacional de todas las emisoras de radio y televisión del país ha privado, además, a estos políticos opositores del más eficaz medio de que disponían para hacer públicos sus llamamientos. El diario La Prensa se ha convertido así en el único vehículo colectivo de comunicación de la oposición.

En el exterior, Venezuela y Costa Rica -con la sombra norteamericana detrás- parecen haber asumido la responsabilidad directa de forzar la renuncia de Somoza. Hoy se reúne en Washington la Comisión Permanente de la Organización de Estados Americanos para estudiar la propuesta venezolana de una conferencia de ministros de Asuntos Exteriores, que analice la situación en Nicaragua. El presidente Pérez, que ha recibido directos y violentos ataques de Somoza «por intervenir en los asuntos intemos de Nicaragua», ha insistido en sus últimas declaraciones en que los pactos y acuerdos internacionales suscritos por Venezuela obligan a este país a defender los derechos humanos y el principio de autodeterminación de los pueblos.

Posible sucesor

En la tarde del domingo surgió el rumor -confirmado después-de que Anastasio Somoza había enviado a su primo Luis Pallais Debayle, director del diario gubernamental Novedades, en misiones de «gestión exploratoria» a Caracas; San José de Costa Rica y Panamá. En la capital venezolana el rumor no obtuvo confirmacion.

Posteriormente trascendió que el propio Pallais Debayle era el candidato oficial para suceder a Somoza, ya que no carecería de apoyos del lobby norteamericano que hasta ahora ha manterlido a Anastasio Somoza en el poder. Inmediatamente después de conocerse estas especulaciones, fuentes del Frente Sandinista señalaron que no van a aceptar un somocismo sin Somoza, y que su objetivo, defendido hoy por las armas, consiste en una «insurrección popular que derroque al dictador y su régimen, para instaurar un Gobierno provisional democrático de oposición».

Los observadores políticos señalaban ayer en Caracas que la ofensiva guerrillera lanzada de forma coordinada en diversos puntos de Nicaragua demuestra que los sandinistas han planificado estas acciones con el objetivo de la victoria final. La obligada dispersión de las tropas de la Guardia Nacional para estar presentes en los distintos focos de combate debilitan a su Ejército, cuya moral es, además, menor cada día. Somoza no enfrenta, pues, una ofensiva foquista y aisláda, sino una guerra abierta en diversos frentes.

Una guerra, por lo demás, desigual: los guerrilleros usan pistolas y carabinas y la Guardia Nacional cañones y aviones.

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