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Callaghan busca nuevas alianzas para resistir

Tras la brusca descompresión política sufrida por los británicos después de que el primer ministro anunciara, contra todo pronóstico, que no tiene intención de convocar este año elecciones generales, se han desatado las especulaciones sobre las posibles alianzas que pueden mantener con vida al precario Gobierno laborista en la próxima sesión del Parlamento.

Las primeras hipótesis apuntan a que el señor Callaghan se ha asegurado ya una nueva alianza política con la que sustituir a los liberales, con cuya colaboración el Gobierno ha podido sobrevivir durante la pasada sesión parlamentaria.La líder conservadora ya anunció ayer, que su partido buscará el apoyo de todas las formaciones minoritarias -galeses, escoceses, protestantes del Ulster y liberales para derrotar al Gabinete en la votación de su quinto y último pro grama legislativo, que el señor Callaghan expondrá en la Cámara de los Comunes a finales de octubre. El jefe liberal, David Steel, inicialmente contrariado por el aplazamiento de los comicios, ha anticipado que sus trece diputados se sumarán con gusto a la oposición. Las miradas de la clase política están puestas en el Partido Nacionalista Escocés (SNP). Aunque su portavoz se ha apresurado a descartar una alianza formal con el laborismo, algunos de sus once diputados han dicho en privado que el SNP estaría dispuesto a colaborar con el señor Callaghan «bajo estrictas condiciónes». Una de ellas, naturalmente, es la vía libre al referéndum del que en teoría debe salir la devolución a la región escocesa de un régimen administrativo ampliamente autonómico Otra, si bien no formulada, es la puesta en marcha por el Gobierno de un programa específico de desarrollo económico acelerado para Escocia. El mismo esquema, aunque en mucha menor escala, es aplicable a los tres votos nacionalistas galeses.

Los otros posibles aliados del primer ministro pudieran ser los unionistas del Ulster, cuyo porta voz también ha descartado un acuerdo, aunque las iniciales posiciones de rechazo de todas las formaciones minoritarias, incluida la agonizante liberal, deben ser manejadas con suma cautela.

La trayectoria reciente de los diez diputados dirigidos por James Molyneaux les acerca más al lado conservador que al del partido gobernante. Y ningún primer ministro británico está ahora en condiciones de hacer concesiones sobre el Ulster que legitimen la hegemonía protestante.

La decisión de James Callaghan de no convocar a las urnas en octubre -decisión adoptada en contra de la opinión de la mayoría de su más directos colaboradores- obliga al primer ministro, en suma, a grandes maniobras políticas durante los próximos meses. La menor de las cuales no es el de contener a unos sindicatos que se oponen a la enérgica y restrictiva política salarial de la que el Gobierno ha hecho su principal arma para mantener la inflación bajo control. La City londinense respaldó con un alza espectacular en las cotizaciones el seguimos adelante, pronunciado en la víspera por el primer ministro.

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