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La política de congelar los precios energéticos crea dificultades a empresas del sector

La revisión de los precios energéticos parece haberse aplazado una vez más debido a la política que contra la inflación sigue el actual Gobierno. Las previsiones de posibles aumentos en los precios de los productos energéticos se ha visto paralizada por el reciente estirón del índice de precios al consumo en julio. Los sectores implicados insisten en que el freno impuesto por el Gobierno a los precios de la energía está resultando muy gravoso para algunas empresas. En concreto, el sector gasista se enfrenta con unas pérdidas considerables para el presente año. Como botón de muestra, la empresa Butano puede terminar el presente año con unas pérdidas próximas a los 7.000 millones subvencionados con cargo al Tesoro.

Expertos consultados por EL PAÍS convienen en señalar que el Plan Energético Nacional enviado hace meses a las Cortes propugna como algo absolutamente indiscutible una política de precios realistas con objeto de conseguir unas tasas de ahorro absolutamente necesarias.España, según la tabla adjunta, cuenta con los precios de carburantes y combustibles más bajos de la Europa occidental, habiéndose mantenido intactos a lo largo de todo el año, ya que el último aumento se efectuó a raíz de la depreciación de la peseta en 1977. En general, el precio promedio de la energía se ha reducido en pesetas constantes en el último año en cerca de un 12 %, es decir, los precios de los productos energéticos se han visto erosionados por le incremento de las tasas de inflación.

Así las cosas, los incrementos experimentados en España por los consumos energéticos resultan espectaculares si los comparamos con los consumos de otros países de la OCDE.

El Tesoro, según las informaciones recogidas por EL PAÍS, está soportando un costo muy elevado, producto de mantener estables los precios energéticos, ya sea por subvenciones directas o por subvenciones generales. Según los cálculos realizados por los expertos, el Tesoro podría aumentar sus recaudaciones, en el caso de que se impusiese una política de precios realista similar a la europea, en las siguientes cantidades: keroseno aviación, 3.950 millones, de pesetas; gas-oil B, 17.080 millones; gas-oil C, 2.990; fuel-oil vía, 1.455; fuel 1, 32.360, y fuel 2, 17,640 millones. En total, suman 80.640 millones de pesetas, a los que habría que añadir las subvenciones directas con cargo a la renta del petróleo y otras como las que se llevan los armadores de petroleros.

En el capítulo de subvenciones, se dan casos que inciden directamente en la posibilidad de llevar a cabo una política de precios coherente en el sector energético. En este sentido, la imposibilidad de variar el precio del gas-oil B para usos agrícolas y pesqueros, situado en siete pesetas el litro, debido al pacto del Ministerio de Agricultura con los agricultores sobre el alza de costes del sector agrario para el presente año, repercute sobre el fuel-oil. industrial, que cuenta con un precio enormemente bajo con respecto a otros países, ya que si se elevase el precio de este último producto se motivaría el trasvase de los que utilizan el fuel-oil industrial a gas-oil B. Esto supone en la actualidad un importante freno para variar los precios del gas-oil y fuel-oil, aunque tendría fácil solución si en lugar de subvencionar el combustible se subvencionase directamente a los agricultores.

El sector gasista es uno de los que están sufriendo en mayor medida el estancamiento de los precios. En este sentido se apunta que el actual precio del fuel-oil y la legislación anticontaminante limita el incremento de las tarifas del gas natural.

En el caso del butano, el resultado es aún más oscuro. Los expertos indican que la situación de la empresa Butano debería ser absolutamente holgada, ya que disfruta de un monopolio. Sin embargo, la política de precios seguida con el gas butano está suponiendo que la empresa del Estado esté en una posición realmente deplorable y que se traduce en pérdidas próximas a los 7.000 millones de pesetas, en el caso de que continúen inamovibles sus precios.

Fuentes del sector han señalado a EL PAÍS que cabría adoptar una vía intermedia de aumentos de precios, ya que mientras ciertos productos podrían continuar estabilizados, otros no permiten demora, como es el caso del fuel-oil industrial, gases y gasóleos.

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