Unas oposiciones incongruentes
El motivo de mi carta es comentar, como licenciado en Geografía e Historia, las oposiciones, turno libre, celebradas el pasado mes de julio, como mero espectador.Deseo comentar la incongruencia de las prácticas en los cuatro tribunales de Madrid, en general, y la desfachatez de un tribunal en particular, el número dos.
Como don Luis Lobo Manzano, vocal del tribunal número 3, decía en su carta del 16 de agosto último: cada tribunal se encontraba con 22 plazas aproximadamente para un número de opositores superior a los 150 y, por tanto, tenían que eliminar a gente. Hasta aquí todo correcto, pero a partir de aquí no participo de la opinión del señor Lobo, en cuanto a la manera de proceder a la eliminación de opositores. Para él, bastó poner un examen amplio para efectuar dicha eliminación; en ningún momento se planteó, tanto él como los demás miembros del tribunal y resto de tribunales, pues ésta fue la tónica general, el poner un examen menos amplio, pero más racional y científico, que llevase a los miembros del tribunal a aprobar a los mejor preparados. Pero parece ser que los tribunales lo que querían era terminar cuanto antes el engorroso papel impuesto por el Ministerio, sin importarles nada más. Y así, en el tribunal número 3, salió, entre otras, el fámoso mapa de Africa, preguntando qué países atravesaba cierto meridiano, la capital de cada uno de dichos países y «la fecha de independencia» de cada uno de ellos.
En otro tribunal, como comentarios de textos históricos, se «colocaron» tres textos -si se les puede llamar así- de tres líneas cadauno, sin rasgos característicos, para llegar a las conclusiones que el tribunal pedía.
Y a todas estas pruebas particulares añadiré la irracionalidad general de todas las pruebas que habrá permitido a los tribunales otorgar las plazas por irracionalidad. Pero por lo menos, los tribunales que hayan otorgado todas las plazas, e incluso dejado algún que otro opositor aprobado, pero sin plaza, tienen una cierta disculpa. Pero el tribunal, que como el dos, de turno libre de Madrid, de las 22 plazas, sólo concede 14, alegando, según palabras de un miembro de dicho tribunal, « ... que el nivel de los opositores era bajísimo ... », realmente merecería que se les abriese expediente y se les apartase de sus funciones docentes, pues su ineptitud raya lo inimaginable, sobre todo después de haber presenciado durante varios días las lecturas de los opositores y oído las «sugerencias» o «discrepancias» que dicho tribunal les hacía a sus lecturas. Conceptos equivocados, alusiones, sonrisas sarcasticas.... y lo mejor de todo, ante los comentarios bibliográficos de los opositores, decir: «... Ese libro, usted lo sabe señorita, no existe ... », y.se trataba de un libro conocidísimo y con varias ediciones, lo cual repercutía de manera negativa en el opositor/a que leía y en los que escuchaban, puesto que se preguntaban: ¿Quiénes eran los que les examinaban? La respuesta inmediata: unos ineptos.
Y estos señores, cuando los otros tribunales de Madrid habían aprobado a más de cuarenta opositores, para la «encerrona», tan sólo habían aprobado a 25, de los cuales sólo sacaron plaza 14. Fue el primer tribunal que dio por finalizadas las oposiciones y, por tanto, que inició sus vacaciones.
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