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Las deliberaciones de los cardenales parecen entrar en su fase decisiva

La expectativa por el cónclave es muy grande, tanto en el mundo católico como fuera de él. Influidos por la sobreabundancia repentina de especialistas vaticanos, los romanos y, probablemente, gran parte de los católicos, pretenden un Papa a su medida. Como irónica prueba de tamaña imposibilidad, en un escaparate de la vieja Roma se exhiben desde ayer los hábitos del futuro Papa, pero en tres tallas distintas. La tradicional sastrería eclesiástica Gammarelli confeccionó las blancas vestimentas en medidas pequeña, mediana y grande.

Es probable que la congregación de cardenales, ya en su novena reunión, no haya avanzado aún más que el sastre pontificio en dar forma a las medidas del futuro Papa. Sin embargo, hay un hecho significativo: las especulaciones se están acallando o, por lo menos, redimensionando lentamente. Es un indicio de que las deliberaciones de los purpurados han entrado en la fase decisiva con el análisis de las características del nuevo pontificado. Las conversaciones continúan en estricto secreto y las únicas expresiones públicas han sido, hasta ahora, las intervenciones de algunos cardenales en las homilías que diariamente se pronuncian en el novenario por Pablo VI. Aunque la última, a cargo del vicario de Roma, cardenal Ugo Poletti, no tuvo ningún matiz político como las anteriores. El propio cardenal Sergio Pignedoli, un miembro de la curia romana considerado montiniano y papable, desmintió al diario socialista Avanti que hubiera reunido en su casa a un grupo de cardenales y también que procurara buscar apoyos para su candidatura.

Veto comunista

De otro diario político, L'Unita, órgano del Partido Comunista, surgió hoy, prácticamente, un veto a la candidatura del patriarca de Venecia, cardenal Albino Luclani, propuesta por los sectores conservadores. Dice el diario que en los últimos días se hizo circular una biografía de Luciani con la intención de exaltar sus orígenes proletarios en la que se afirma que «su padre era socialista y por esa razón debió emigrar durante algunos años a Suiza antes de encontrar trabajo como artesano del vidrio en Murano». Asegura L'Unitad que esa versión de la vida del purpurado tenía como fin atenuar ciertas posiciones extremistas por él asumidas cuando se debatieron en Italia los referéndums sobre el divorcio y sobre el aborto. Lo define como un sacerdote integrista apegado a las prácticas religiosas tradicionales y dice que su candidatura fue lanzada ante las críticas que se levantaron al cardenal Pericle Felici. considerado el delfín de los conservadores.Todas las expectativas de los analistas se siguen concentrando en un reducido grupo de siete cardenales, todos vincualdos a la curia romana. Son Felici, Pignedoli y Poletti, y los cardenales Giovanni Benelli, Jean Villot, Angelo Rossi y Joannes Willebrands. Estos serían los purpurados más activos y algunos contarían con el apoyo de los llamados grandes electores, es decir, los cardenales sin posibilidades, pero con gran influencia. En otra esfera de candidatos, probablemente de transacción, se sigue mencionando a Eduardo Pironio, Sebastiano Baggio, Michele Pellegrino y Paolo Bertoli. Es verdad que las especulaciones se han reducido, pero en algunos casos se ha llegado a atribuir el número de votos probables a ciertos cardenales. Para ser consagrado Papa serán necesarios 75 votos, la mayoría de dos tercios más uno. Al cardenal Baggio se le atribuyen entre veinte y veinticinco votos seguros, otros tantos, rara Pignedoll, mientras que Bertoll sólo contaría con el apoyo de unos quince purpurados.

Es probable que muchas de estas especulaciones linden con la fantasía. Para los cardenales, se mantienen presentes las recomendaciones de Pablo VI cuando en el artículo 84 de la Romano Pontifici Eligenco aconseja «no dejarse guiar, en la elección del Pontífice, por simpatías o aversiones, o influencia por el favor o por el respeto hacia alguno, o inducir por grupos de presión, o por la sugestión de los medios de comunicación social o por la búsqueda de popularidad... ».

Otro oficio religioso se celebró esta mañana en Roma, en la basílica de Santa María de los Angeles. Fue el homenaje del Estado italiano, al fallecido Pablo VI. Asistieron el presidente de la República italiana. Alessandro Pertini y funcionarios del Gobierno. El jefe de Estado saludó a los familiares del papa Montini presentes en el rito y luego se entretuvo en una larga conversación con los cardenales Poletti y Antonio Poma, este último arzobispo de Bolonia y presidente de la Comisión Episcopal Italiana.

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