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Escasas esperanzas de que se resuelva el problema de la patata

El malestar creado entre los agricultores de varias regiones españolas, por la situación creada en el mercado de la patata continúa a los varios días de haberse iniciado en Valladolid una campaña en contra de la situación existente, sin que hasta el momento el Ministerio de Agricultura haya hecho público ningún tipo de medidas para paliar en lo posible el perjuicio que la quema de patatas y otras acciones emprendidas por los agricultores pudiera ocasionar tanto a consumidores como a los propios agricultores.El origen de los problemas con el precio de la patata reside en el hecho de que este producto no esté sujeto a regulación de campaña y al escaso eco que entre los agricultores encuentran los intentos de la Administración de llevar a cabo una rigurosa ordenación del cultivo. A estos problemas vienen a unirse otros de menos entidad, pero igualmente importantes, como son la venta de patata por ciertos agricultores a un precio inferior al marcado, la existencia de almacenistas sin autorización y la comercialización de patatas de un tamaño inferior a 44 milímetros.

En repetidas ocasiones, los agricultores han mostrado su disconformidad con la política discriminatoria adoptada hacia ciertas regiones y que se refleja en medidas como la subvención a la exportación de patata temprana de la zona levantina, con cinco pesetas kilogramo, y la compra por parte del FORPPA de este mismo tipo de patata, al precio de diez pesetas a las zonas catalana, levantina y parcialmente andaluza.

La venta masiva de la patata temprana, favorecida por estas medidas ha ocasionado una congelación en la venta de la patata de estación, situación ésta que se solucionaría, según los agricultores, concediendo medidas similares a este último tipo de patata, si bien el coste de esta operación hace aconsejable no tomarlo en consideración.

En opinión de los agricultores, un precio de salida de diez pesetas por kilo no es en absoluto disparatado, ya que el coste de producción, según provincias, oscila entre las 7,50 y nueve pesetas.

En opinión de dirigentes agrarios, los problemas que presenta la actual situación de la patata tendrían una fácil y temporal solución si se permitiese su venta directa por parte de los agricultores en las capitales de provincia y pueblos más importantes, medida ésta que afectaría a detallistas e intermediarios, aunque todo parece indicar que el perjuicio no sería demasiado fuerte, aunque sería crear un mal precedente.

Una última medida que cabría adoptar ante esta situación sería precisamente la de no hacer nada y dejar que el problema muriese igual que nació, tomando este conflicto como uno de los muchos con que se enfrenta la agricultura, no sólo española, y que tienen una muy difícil solución.

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