España ante las Comunidades Europeas
Me ha preocupado un poco el tono de su artículo Un año frente a Europa, publicado en EL PAÍS del pasado 29 de Julio. Soy miembro (independiente) de una ponencia de la Cámara de los Lores que se dedica al estudio de la legislación europea y he contribuido modestamente en un reciente informe sobre la cuestión de la ampliación de las Comunidades, así que quisiera hacer las siguientes observaciones:1. El actual Gobierno británico apoya con la mayor simpatía la candidatura española, sin querer relacionarla con otras cuestiones como las de Gibraltar y la OTAN. Además, los británicos reconocen que tendrán que hacer algunos sacrificios para que entren los tres países aspirantes, y están dispuestos a ello.
2. Por lo que se refiere a la «concertación» política, hay que tener en cuenta que el proceso constitucional español está aún por terminar.
3. La reforma institucional dentro de la Comunidad será promovida a la larga a través del Parlamento Europeo, al que España mandará sus propios diputados.
4. La cuestión agrícola es dificilísima, sobre todo con el constante aumento del paro. Yo personalmente creo que la población activa española en el sector agrícola ni puede ni debe bajar mucho del 20%, por los graves problemas sociales que ocasionaría un marcado descenso. Al mismo tiempo, Francia e Italia están naturalmente preocupadas por la competencia a sus propios productos de tipo «mediterráneo». Esto sí que es el gran problema que tiene por delante el señor Calvo Sotelo en su negociación.
5. La Comunidad no puede renunciar a sus tratados con los países del Magreb, etcétera.
6. Debido a los adelantos técnicos y a la competencia mundial, los sectores industriales tradicionales -construcción de barcos, siderurgia, textil, etcétera, van requiriendo cada vez menos mano de obra. No es culpa de la Comunidad que este panorama se presente en el momento en que España solicita la admisión.
7. La cuestión laboral -cuyo más importante aspecto es el paro- será regida por un nuevo orden económico dictado por los países del Tercer Mundo y nuevas potencias exportadoras, como Corea del Sur. El desempleo en Europa aumentará con o sin el Mercado Común.
8. «¿Para qué nos sirve entonces ingresar en las Comunidades?», se preguntarán ustedes. Las razones no son mayormente económicas. Ni los «nueve» ni los solicitantes deben esperar una lluvia de beneficios materiales. La verdadera tarea común es la de construir una Europa dedicada a consolidar la democracia y satisfacer las aspiraciones regionales en un clima económico cada vez menos favorable. ya que el rápido crecimiento de los años cincuenta y sesenta ha desaparecido para siempre.
Yo espero que España entre de pleno derecho lo antes posible en las Comunidades europeas, pero sin ilusiones de ninguna clase.
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