Los disidentes checoslovacos piden la retirada de las tropas soviéticas

Al acercarse la fecha en que se cumplirá el décimo aniversario de la intervención militar soviética en Checoslovaquia -21 de agosto de 1968-, el movimiento disidente Carta 77 acaba de dirigir su documento número once al Gobierno checoslovaco, en el que le pide que reconsidere, a la luz de las «circunstancias políticas actuales», la utilidad del estacionamiento de tropas soviéticas en el país. La solicitud coincide con una gran campaña oficial de prensa en la que se vuelve a denunciar el supuesto intento «contrarrevolucionario» que supuso la primavera de Praga. Carta 77 señala en su documento que en virtud del acuerdo concluido el 16 de octubre de 1968 por Moscú y Praga, tras la invasión de los tanques soviéticos, el mantenimiento de las unidades soviéticas en territorio checoslovaco sólo tendría un carácter «provisional», con el único fin de «asegurar la seguridad de la comunidad socialista frente al creciente poderío militar de la República Federal de Alemania» (RFA). Según sugieren los disidentes, los objetivos fijados entonces a las tropas soviéticas en Checoslovaquia ya no son válidos después de los tratados firmados por la RFA con la Unión Soviética, Polonia, República Democrática Alemana (RDA) y la propia Checoslovaquía. Carta 77 recuerda también el acuerdo de Berlín y el acta Final de Helsinki, de 1975, en los que Occidente reconoció las fronteras ya establecidas entre el Este y el Oeste.

Los contestatarios checoslovacos añaden que la inutilidad de las fuerzas soviéticas estacionadas en el pais surge además de las visitas efectuadas recientemente a Bonn por los presidentes soviético y checoslovaco, Brejnev y Hussak, respectivamente, durante las cuales ha sido «claramente reconocida la naturaleza pacífica de las relaciones de nuestro Estado y de los demás Estados del Pacto de Varsovia con la RFA, sin que en ningún momento haya sido mencionado el peligro al que se refirió el acuerdo sobre el estacionamiento «provisional» de tropas soviéticas.

No se cree que esta demanda de los disidentes logre de las autoridades una mayor consideración que las anteriores de Carta 77, pese a la habilidad con que ha sido redactado el documento. En este aspecto, la Unión Soviética sigue insistiendo en el interés estratégico de sus fuerzas en Checoslovaquia, que exige la presencia aquí de unos 100.000 soldados de la URSS para contrarrestar la del VII Ejército norteamericano en Baviera. Incluso antes de la primavera de Praga, en 1966, Praga y Moscú firmaron un acuerdo secreto en el que se previó el acantonamiento de 18.000 soldados soviéticos en Checoslovaquia a partir de 1968.

Entre tanto, el ministro del Interior, Obzina, acaba de declarar que los «revisionistas», «trotskistas» y demás «terroristas» deben cesar sus actividades contra el Gobierno. Rude Pravo, órgano oficial del Partido Comunista checoslovaco, indicó hace unos días que la intervención de 1968 constituyó un «jalón histórico» que mostró la imposibilidad de «arrancar a un país socialista de la comunidad socialista».