Estrenos de Tomás Marco y Luis de Pablo

Toda la obra de Tomás Marco está signada por una tónica cultural que unas veces sintetiza procesos de nuestro país y otras alude a fenómenos literarios, históricos o científicos deñ inundo exterior. En el caso de Locus solus, Marco parte de la novela de Raymond Roussel para explotar dos ideas: «La suprema ilógica de la lógica» o, dicho en castizo, la sinrazón de la razón, y la «apoteosis de la maquinaria, tan ingeniosa como complicada e inútil», como sucede, según afirma el compositor con verdad, a mucha música contemporánea.Es decir, todavía a los dos elementos culturales citados añade un tercero: la actitud crítica. El resultado, hay que decirlo, no tiene nada de ilógico, ni tampoco la aparente simplicidad es tanta, ya que el autor llega a ella por largos procesos de pensamiento muy decantado. La experiencia da por resultado algo muy bello que, por su talante, ingresa en. el mundo más querido por los compositores de las promociones siguientes a la de Marco. Encinar dirigió a los KOAN una versión preciosa de Locus solus. También estuvo Marco presente en el concierto de Choinacka con su Herbania de 1977. excelente pieza clavecinística de la que Puyana quedó absolutamente entusiasmado cuando la conoció en París.

Música y palabra

En los cursos de la Abadía de las Damas, Luis de Pablo ha desentrañado algunas obras españolas, desde El Albaicín y la Fantasía bética, hasta las composiciones de Marco, Bernaola, Halffter y el propio De Pablo. Como compositor quedó representado con cuatro creaciones: Oculto, Zurezko Olerkia, A modo de concierto e Invitación a la memoria. No asistí a la audición de la primera y he escrito largamente sobre la segunda en esta sección. Comento brevemente las otras dos obras: A modo de concierto, para solista de percusión (que lo fue, con superlativa calidad, Gerard Perotin) y orquesta (1975-76) me parece una soberbia consecución.

Nunca como hasta ahora, Luis ha llegado a realizar un propósito que le tentaba hace más de veinte años: lograr una música actual, viva, bien estructurada y sonriente. El espíritu que anima a A modo de concierto (fórmula humilde de titular un auténtico concierto) nos descubre la posibilidad de un español contemporáneo que nada sabe de la España trágica para recrearse en un puro y virtuosístico divertimento. La explotación del material base en todos sus valores adquiere un ritmo tan ágil y natural, tan espirituoso, como rara vez es dado escuchar. La contracara, en cuanto a intenciones, podría estar en la Invitación a la memoria, fruto de las tensiones; emocionales provocadas en el autor por los acontecimientos españoles de finales del 75. De ahí que la raíz sea la palabra askatasuna (libertad, en vasco) en todas las lecturas posibles.

Sin embargo, el resultado es puramente musical y nada reflejaría aquí algo parecido a una música política, fuera de la dedicatoria a Paredes Manot. Pentagramas, eso así,tensos, bellos, bien concebidos y realizados. Tanto la Nueva Filarmónica, en el caso del Concierto dirigido por Gilbert Amy, como el grupo KOAN, conducido por José Ramón Encinar, actuaron con gran calidad.