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"Sigo dispuesto al diálogo con los presos"

«Yo sigo dispuesto al diálogo y a ofrecer nuestra reforma penitenciaria a los representantes de cualquier organización de presos, se llame Coordinadora de Presos en Lucha (Copel) o no, que de verdad signifique el sentir general de la población reclusa española y acepto sus reivindicaciones, en lo que tengan de razonable, expuestas pacíficamente, de igual manera que estoy tratando de impedir por todos los medios legales que una pequeña y ultraviolenta mafia intente imponer el terror en las prisiones», dijo el director general de Instituciones Penitenciarias, Carlos García Valdés, en una conferencia sobre La reforma penitenciaria española, pronunciada ayer en la clausura del curso de verano de la Universidad de Santiago de Compostela.

El señor García Valdés consideró que el movimiento Copel se les había ido de la mano a sus propios dirigentes, porque una línea dialogante y pacífica de la organización, sin abandonar las reivindicaciones, contempla cómo en muchas prisiones aquellas siglas se han nutrido de elementos mafiosos y violentos que han desprestigiado un embrión de movimiento reivindicativo pacífico. Añadió que la Copel o no controla la población reclusa que comete graves desmanes o no ha hecho nada por controlarla. «Los últimos acontecimientos en las prisiones han sido siempre protagonizados por la Copel y tales incidentes han sido violentos y demostrativos de absoluta falta de consideración a funcionarios y al resto de los presos. »

Pasar por la reforma

Al comenzar su intervención, el director general de Instituciones Penitenciarias manifestó que el arreglo de las prisiones pasa necesariamente por la reforma de nuestro sistema penitenciario. «Creo con toda mi alma y pienso con toda mi inteligencia que nuestras dolientes prisiones tienen solución en un razonable plazo.»Al hacer la historia de la reforma se refirió a los frentes de actuación en la opinión pública y en el binomio reclusos-funcionarios. Con las visitas de los medios informativos a los centros «pretendí demostrar que nada se oculta de nuestras prisiones y la imagen y mis palabras rechazando genéricas acusaciones de inexistentes tratos inhumanos para con los internos, hacen derrumbarse campañas de signo contrario, al margen de reconocerse públicamente la deficiente situación material de la gran mayoría de los establecimientos».

Cargado de razón

«Las decisiones ultimamente tomadas -dijo- responden a mi política de actuar cargado de razón hasta la última gota, de lograr que nadie sensato pueda decir que las medidas de seguridad y vigilancia operen de efecto contrario, provocando el desorden por la insoportable presión que ejercen sobre el recluso, cuando se ha comprobado que las más importantes violencias han partido, de manera continuada, de aquellos internos que se siguen proclamando suficientes para controlar las prisiones.»Considero como decisión importante la remodelación de la práctica totalidad de la inspección penitenciaria y la remoción de puestos de mando, basándose en la credibilidad y prestigio profesional de quienes accedieran a los puestos superiores.

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