Expedientes en el Instituto Santamarca
Sorpresa, incomprensión e indignación es la secuencia de reacciones que hemos sentido los firmantes de esta carta, miembros de la Junta Rectora de la Asociación de Padres de Alumnos del Instituto N. B. Santamarca, al enterarnos de la decisión de la dirección general de Personal del MEC de incoar expediente disciplinario a la directora de dicho Instituto y al jefe de estudios por «posible incumplimiento de sus deberes como tales cargos directivos».¿Por qué tal medida y por qué en plena época veraniega? No salimos de nuestra perplejidad, cuando -tras un curso conflictivo, durante el cual la Administración ha prestado oídos sordos a todo tipo de requerimientos- se decide incoar, por razones que no se nos alcanzan unos expedientes, precisamente a las personas que, al menos a nuestro juicio, no han ahorrado tiempo y esfuerzos al servicio del Centro. ¿No será que por haber sido elegidos democráticamente por el claustro de profesores, sin intervención digital del Ministerio, son personas no gratas a éste?
No es la primera vez que padres de alumnos del Santamarca recurrimos a la opinión pública para exponer problemas que el MEC no resuelve, por el método del consabido «silencio administrativo», eufemismo de una falta de cumplimiento de sus deberes ministeriales.
Hace muy pocos días ha aparecido en la prensa la carta de dos alumnos de 8.º de EGB que, aun con notas brillantes, no han conseguido plaza en ningún Instituto y de todos es harto conocida la escasez de plazas escolares; pues bien, las dos personas ahora expedientadas, al hacerse cargo de la dirección del Centro, en un esfuerzo por paliar este problema, que en definitiva es del Ministerio, implantaron el doble turno, pasando de novecientos alumnos en el 76-77 a 1.500 en el 77-78, aun a sabiendas de que esto supondría una enorme sobrecarga de trabajo, ¿acaso es esto incumplimiento del deber? Creemos innecesario enumerar los frentes que, a lo largo de una jornada que va de las ocho de la mañana a las nueve y media de la noche, tienen que cubrir una dirección y un solo jefe de estudios en un Instituto tan numeroso, sin descuidar, por otra parte, actividades culturales (conferencias, cine, teatro, excursiones, etcétera), reu,niones con padres. alumnos.... Es fácil suponer también cuanto peligro entraña el intento de una dirección no autoritaria y cómo, a veces, ante el «silencio administrativo» hay que arriesgarse a tomar una decisión que vulnere la letra de la ley.
A lo largo del curso el Instituto Santamarca ha venido arrastrando un grave problema planteado por la catedrática de Geografía e Historia que afectaba a los alumnos, padres y profesores. Los padres hemos perdido horas de trabajo pidiendo solución rápida a la Administración, y la dirección del Centro presentó a la misma un completo dossier a fin de que ésta resolviera con la mayor celeridad y justicia un problema que ha padecido el Centro durante largos años, pero no hubo ningún tipo de respuesta. Y he aquí que, finalizado el curso, dispersos en sus vacaciones profesores, alumnos y padres, la dirección general de Personal que permitió el deterioro del problema hasta culminar en una denuncia ante el Juzgado de Guardia (extremo al que la dirección se vio finalmente obligada a recurrir), rompe el silencio administrativo con la incoación de expediente «por posible incumplimiento del deber» a las personas que se han entregado en cuerpo y alma al mismo.
Denunciamos a la opinión pública este caso de negligencia (¿premeditada?) con nuestra firme petición de que tales expedientes sean recusados por manifiestamente injustos e injustificados.
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