Protestas por la circulación de camiones con material combustible
Pasadas las primeras horss de la tragedia del camping LosAlfaques, las reacciones de los medios políticos, ciudadanos de a pie o simples turistas se dirigieron a un único objetivo: pedir medidas tajantes para evitar la circulación por el centro de San Carlos de la Rápita de camiones de transporte pesado o combustible altamente peligroso. «Ataquen el paso de los coches cuba por dentro del pueblo», manifestó a EL PAÍS la propietaria del camping siniestrado con un rostro que contenía las lágrimas. «Es la única campaña que se puede hacer -decía Carmen Masía, señora de Gianni-; lo demás no lo repara nadie. Las muertes que aquí ha habido no hay compañía de seguros que los repare. La vida no se devuelve.»Cuando este corresponsal mantenía esta conversación, pocos metros más allá la Policía de Tráfico detenía a los camiones de estas características que circulaban por la carretera nacional 340, haciéndoles dar la vuelta ante el temor de las reacciones de la población de San Carlos de la Rápita, que había amenazado con cortar la carretera si nose tomaban medidas urgentes.
Durante la noche del martes quinientos rapitenses se manifestaron en silencio por la plaza, dando un plazo hasta las ocho de la tarde de ayer a la autoridad gubernativa para desviar de la 340 este peligroso tráfico.
El emplazamiento al gobernador civil de Tarragona no llegó a consumarse, ya que antes de esta hora aquél acordó prohibir el tráfico de transporte de material combustible por la carretera nacional para trasladarlo a la autopista.
De lo ocurrido nadie se extraña. Y menos Enrique Llopis, propietario del American Bar, que hace dos años vio eIntrar a un camión de la empresa Jorge Juan, cargado dematerial combustible, hasta la barra donde desayunaban tres clientes. El bar se encuentra en la plaza de Carlos III y entre este establecimiento y la casa consistorial giran a diario en dirección a Valencia por lo menos las 4.000 toneladas de materias peligrosas que el gobernador civil de Tarragona contabiliza en el centro de esta última capital.
El propio señor Llopis también ,comentó cómo un camión en dirección hacia Barcelona derramó su ácido al dar la vuelta en el Hotel Miami.. «Menos mal que los bomberos pudieron actuar a tiempo.»
La visita del presidente Tarradellas hace exactamente diez días a la comarca de Montsiá, donde se encuentra el camping fue una profecía de lo que allí iba a ocurrir. Las fuerzas políticas (AP, UCD, UDC, PSC-C, PSUC) y sindicales (CCOO y UGT), que han formado una mesa «consensual» para promover la respuesta que el siniestro exige, hicieron entrega al presidente de un escrito en el que se especificaba cómo en los últimos diez años el transporte pesado de la 340 produce anualmente a su paso por la ciudad de tres a cuatro muertos.
Todos están de acuerdo en considerar como solución más inmediata el obligar a que los camiones con carga peligrosa circulen exclusivamente por la autopista recién abierta en el tramo de Castellón al Delta del Ebro. No parece que existan razones económicas para no hacerlo, ya que por poco más de seiscientas pesetas un camión puede hacer este recorrido. Las personas consultadas consideraron que no se trata de una cantidad gravosa, si así se evitaran siniestros como el de Los Alfaques, en esta costa de buenas playas y riqueza pesquera, con innumerables campings y urbanizaciones que flanquean la carretera nacional 340 antes y después de la desembocadura del Ebro. La densidad más alta de campings en España la registra este litoral.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.